Prosperidad Verdadera | Mensaje Cristiano
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos.
Salmo 1:1
La forma de vida del pecador ya no se acomoda a la del verdadero creyente; y a la inversa, la forma de vida del creyente no va con la del pecador.
En su función como testigo de su Maestro y con la esperanza de salvar a los perdidos, se mezcla con ellos, pero a diferencia de Lot, no “pondrá sus tiendas junto a Sodoma” (Génesis 13:12).
¡Ah! ¡cuántos padres, como mariposas nocturnas, se han acercado demasiado a la llama del pecado y han visto a sus hijos destruidos por ella, y aun ellos mismos no han escapado ilesos! Y cuántas iglesias e instituciones cristianas en un intento por atraer inconversos mediante diversiones mundanas y arriesgando sus valores, han falsificado la bendición de Dios, y han perdido así poder espiritual, al punto que quienes han atraído de esta manera no han sido beneficiados.
En vez de ver a los no regenerados asimilando la vida, un estado de indolencia y muerte se ha adherido a ellos mismos.
No es necesaria, ni hay espacio para ninguna otra atracción diferente a la que Cristo mismo ofreció cuando dijo: “Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo” (Juan 12:32).
Nuestro Maestro estuvo siempre separado del pecado, y el Espíritu Santo dice inequívocamente: “¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?” (2 Corintios 6:14).
“Ni cultiva la amistad con los blasfemos.” La amistad con los blasfemos es un peligro especial en estos tiempos. El orgullo, la presunción y el desdén están íntimamente relacionados y muy lejos, ciertamente, de la mente que está en Cristo Jesús.
Este espíritu se manifiesta con frecuencia en nuestros días en la forma de crítica irreverente; quienes están menos calificados se sientan en la silla del juicio en vez de ocupar el lugar de quien busca y quiere aprender.
Los creyentes de Berea no rechazaron desdeñosamente lo que al comienzo les pareció extrañas enseñanzas del apóstol Pablo, sino que exploraron las Escrituras diariamente para ver si estas cosas eran así (Hechos 17:11).
Hoy hasta las mismas Escrituras se cuestionan y se ponen en tela de juicio, y los fundamentos mismos de la fe cristiana son abandonados por hombres que se consideran apóstoles del pensamiento moderno.
Padre celestial, a dondequiera que vuelvo mis ojos abundan el pecado y la maldad. Y resulta fácil intimar con los blasfemos, criticar y menospreciar a otros creyentes y otros asuntos espirituales que no entiendo.
Necesito tu ayuda, Señor, para no andar en el camino del pecado. Dame esa ayuda hoy. Amén.