Seol: Palabra hebrea que designa el lugar adonde van los muertos (Deuteronomio 32:22; Isaías 14:9, 11, 15). No es el destino solamente de los perdidos, sino el estado intermedio de todos los muertos.
La muerte en el Antiguo Testamento lleva consigo el sentido de entrar en un lugar de sombra (Job 38:17), donde el hombre ya no tiene fuerza (Salmos 88:3, 4), y donde está olvidado (Salmos 88:5).
No obstante, los habitantes del Seol tienen conciencia y reciben a los nuevos muertos que entran en el lugar (Isaías 14:9). El equivalente griego es Hades, palabra con que se traduce Seol en la Septuaginta.
En algunos pasajes bíblicos parece que el Seol es el lugar adonde van los condenados, en contraste con el cielo. Amós 9:2 dice: «Aunque cavasen hasta el Seol … y aunque subieren hasta el cielo». Job 11:8 y Salmos 139:8 repiten la misma idea.
Sin embargo, estos pasajes no hacen una distinción escatológica de los distintos destinos de los muertos, sino que indican los puntos geográficos opuestos en la dimensión vertical que imaginaba la mentalidad humana de la época (en aquel entonces se conceptuaba la ubicación del Seol como la parte baja de la tierra). Equivale a la oposición horizontal de «oriente y occidente» (Salmos 103:12).
Ciertamente algunos textos indican que los malos van al Seol como castigo (Salmos 9:17; 55:15; Proverbios 23:14), pero esto tal vez se explica por la doctrina bíblica de que la muerte es resultado del pecado (Romanos 6:23). Parece que el castigo en sí no es ir al Seol sino morir y entrar en el Seol prematuramente.
Se debe distinguir el uso figurado del Seol en muchos pasajes como Salmos 116:3 («Me encontraron las angustias del Seol») y Jonás 2:2 (donde el Seol equivale al vientre del pez).
Hay varios sinónimos de Seol en el Antiguo Testamento: «abismo» (Isaías 14:15), «sepulcro» (Salmos 88:4), «Abadón» (Job 26:6), «lugar de corrupción» (Salmos 16:10). Ninguno de estos pasajes requiere la interpretación de que sea lugar de castigo.
Es de notar que el Antiguo Testamento no da enseñanza clara sobre las condiciones en el Seol, tampoco acerca de castigo ni de corona. Sin embargo, Dahoad (Psalms III, Anchor Bible, pp. 304–305) sugiere que se encuentra los inicios de la doctrina del infierno en textos como Salmos 140:10; Job 15:30; 20:26.
En la literatura judaica posterior al Antiguo Testamento, vemos el desarrollo de la idea de que el Seol está dividido en dos partes, una para los justos y otra para los injustos, dentro del mismo estado preliminar al destino final (Enoc 22.1–14). Es posible que Daniel 12:2 refleje este mismo concepto, puesto que los muertos que «duermen en el polvo de la tierra» posteriormente «serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua».
Nunca se usa la palabra Seol en el Antiguo Testamento como la morada de Satanás y de los ángeles caídos.