Disfrute Su Jornada. Por Joyce Meyer
Creo que la vida debería ser una celebración. Hay demasiadas personas que ni siquiera disfrutan la vida, mucho menos la celebran.
Frecuentemente digo que muchas personas van camino al cielo, pero muy pocas están disfrutando la jornada. Durante muchos años yo era una de esas personas.
Pero gracias a Dios, el Señor me ha enseñado bastante acerca de cómo disfrutar la vida. Por medio de su gracia, Dios me ha mostrado que la vida que Él nos ha dado tiene el propósito de ser disfrutada.
Jesús dijo que su “propósito es darles una vida plena y abundante” según Juan 10:10 en la Nueva Traducción Viviente. Hay muchas escrituras similares de la Biblia que expondré en el libro que nos muestran que es la voluntad de Dios que disfrutemos cada día de nuestra vida.
Creo que leer este libro podría ser transformador para usted. Posiblemente usted sea como yo lo fui en cierto momento. Usted verdaderamente ama al Señor con todo su corazón, y está tratando tan duro de agradarlo que se está olvidando de vivir la vida plena y abundante que le ha dado.
Disfrutar la vida no se basa en circunstancias que se puedan disfrutar; es una actitud del corazón, una decisión de disfrutarlo todo, porque todo—incluso los detalles al parecer insignificantes—tiene su parte en el “panorama” general de la vida.
Cuando, finalmente, caí en cuenta de que no estaba disfrutando mi vida, tuve que tomar una decisión de calidad para descubrir lo que estaba mal y rectificarlo. Esta decisión exigió que aprendiera nuevas maneras para manejar ciertas situaciones.
Una vez que descubrí que el mundo no iba a cambiar, decidí que mi actitud hacia algunos de los “limones” de la vida necesitaba un ajuste.
Había escuchado a alguien decir que los limones nos pueden volver agrios o podemos hacerlos limonada. Mi decisión de hacer limonada en lugar de agriarme requirió que aprendiera a equilibrar mis hábitos de trabajo.
Yo era una adicta al trabajo que encontraba una gran satisfacción en el logro. Por supuesto, Dios desea e incluso nos ordena que demos fruto. No deberíamos desperdiciar el tiempo y “no hacer nada”, pero una actitud desequilibrada en esta área causa que muchas personas experimenten agotamiento de un estilo de vida de puro trabajo y nada de juego.
Yo era una de esas personas. De hecho, no sabía cómo jugar y disfrutarlo verdaderamente. Siempre sentía que debería estar trabajando. Me sentía segura solo cuando estaba haciendo algo “constructivo”.
También tenía que cambiar mi actitud hacia la gente. Aprendí que una de las razones por las que no disfrutaba la vida era porque no disfrutaba a la mayoría de las personas en mi vida.
Estaba tratando de cambiarlos para entonces encontrarlos disfrutables, en lugar de aceptarlos tal cual eran y disfrutarlos mientras Dios los estuviera cambiando.
Creo que todos nosotros verdaderamente necesitamos enseñanza sobre este tema de disfrutar el lugar donde nos encontramos en el camino hacia donde nos dirigimos.
Mi oración es que este libro sea una bendición grande en su vida, y que, a medida que lo vaya leyendo, Dios lo lleve a una encrucijada—un momento de decisión—donde pueda escoger a comenzar a celebrar la vida… todos los días.