Vuelvan a Mi. Por Charles Spurgeon
«Vende todos [los libros] que tengas … y compra Spurgeon».
Estas fueron las palabras del destacado teólogo alemán del siglo diecinueve Helmut Thielicke (1908-1986). Entre los 140 libros y los 25.000 sermones, Spurgeon tiene alrededor de 25 millones de palabras impresas; más que cualquier otro autor cristiano vivo o muerto.
La conversión de Spurgeon
Charles Haddon Spurgeon (19 de junio de 1834 al 31 de enero de 1892) terminó de escribir Morning by Morning (ahora ampliado, actualizado y con índice bajo el título Vuelvan a mí) en 1865, cuando tan solo contaba con treinta y un años.
¡Asombrosa obra para alguien tan joven! No obstante, en aquella época ya llevaba catorce años como pastor, exponiendo fielmente la Palabra de Dios, ya que había sido llamado al ministerio cuando apenas tenía diecisiete años de edad. Al final, abandonó este mundo a los cincuenta y siete años, luego de dedicar cuarenta años a predicar, a ser pastor y escritor, así como también fundador de un seminario para pastores y de un orfanato.
El Señor lo salvó a los quince años, el 6 de enero de 1850. Lo que sigue es el relato de su salvación en sus propias palabras:
Por la gracia de Dios fui convencido de pecado durante mi infancia. Llevaba una vida triste, sin esperanza ni consuelo; pensando que realmente Dios nunca habría de salvarme. Sin embargo, decidí visitar todos los sitios de adoración de la ciudad para hallar el camino de la salvación. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa y ser cualquier cosa con tal de que Dios me perdonara.
Comencé por ir a todos los lugares de adoración y aunque venero con respeto a quienes ocupan el pùlpito, como también lo hacía entonces, debo decir con sinceridad que jamás les escuché predicar el evangelio por completo.
Un día en que nevaba (nevaba tanto que no pude ir hasta el lugar al que había decidido ir) me vi obligado a detenerme en el camino, y esto, sin duda alguna, fue una parada bendecida. Descubrí una calle oscura donde se levantaba una pequeña capilla.
Era un sitio desconocido para mí. Entré y me senté, pero no apareció ningún ministro. Al fin se aproximó al púlpito un hombre muy delgado que leyó estas palabras: «Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro» (Isaías 45:22).
Luego, posando sobre mí sus ojos como si escudriñara mi corazón, me dijo: «Joven, estás en problemas». Bueno, eso ya lo sabía. Y continuó diciendo: «Jamás saldrás de ellos, a menos que vuelvas tus ojos a Cristo». Y al final alzó las manos y exclamó: «Mirad, mirad, mirad. ¡Solo tienes que mirarlo a él!» Enseguida descubrí el camino de la salvación.
Oh, cómo brinqué de gozo en aquel momento. No sé qué más dijo, ya que no le presté atención debido a que este solo pensamiento se apoderó de mí. Esperaba tener que hacer unas cincuenta cosas, pero cuando escuché la palabra «mirad», me pareció sumamente encantadora. Fijé mis ojos en él y en el cielo, seguiré mirándolo en mi gozo indecible.
Sé que estoy comprometido a jamás dejar de predicar un sermón sin presentarle el evangelio al pecador. Considero que el pastor que predica sin dirigirse al pecador, no sabe predicar.
Así se inició una vida completamente rendida al Señor y a su Palabra.
El amor de Spurgeon por la educación
Aunque Spurgeon jamás se graduó de una universidad ni asistió a un seminario, sería un error considerarlo iletrado. Su biblioteca personal contaba con más de 12.000 libros y la mayoría, si no todos, los había leído, ya que por lo general leía seis libros por semana.
La falta de preparación en un seminario formal es algo en común que Spurgeon tiene con personas de la talla de Agustín (354-430), Juan Calvino (1509-1564), Dwight L. Moody (1837-1899), Arthur Pink (1886-1952), D. Martyn Lloyd-Jones (1899-1981), Billy Graham (1918-) y muchos otros predicadores de renombre.
Los escritos de Spurgeon han sido tan ampliamente leídos y distribuidos que pocos son los pastores o seminaristas del mundo que no cuenten, por lo menos, con uno de sus libros en la biblioteca.
El propósito principal es conseguir que las personas se aproximen por sí mismas a la Palabra de Dios, no simplemente a otro libro de meditaciones, dado que el verdadero poder está en su Palabra. Pronto descubrirás que la mayoría de mis comentarios consisten en agregar otros versículos de la Biblia para analizar o brindarle una mayor comprensión al lector acerca del contexto del texto bíblico de Spurgeon.
La influencia de Spurgeon en Oswald Chambers y Lettie Cowman
Jamás ha dejado de asombrarme que los escritores de las meditaciones de mayor venta de todos los tiempos, "En Pos de lo Supremo" (Chambers) y Manantiales en el Desierto (Cowman), hayan tenido, sin lugar a dudas, una enorme influencia del ministerio de Charles