Los Líderes Deben Declarar la Palabra de Dios
Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús. 1 TESALONICENSES 4.2
Uno no escucharía a Jesús decir: «Me gustaría compartir algo con usted. Pienso que tal vez sea de su consideración». Él asombraba a la gente por la forma en que hablaba con autoridad. Por supuesto, tenía una autoridad intrínseca, porque era Dios encarnado.
Pero su manera de hablar contrastaba mucho con la de los escribas y los fariseos. Mateo dijo: «La gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas» (7.28–29).
Los escribas estaban acostumbrados a citar opiniones rabínicas como su fuente de autoridad. Veían la verdad como una teoría, citando frecuentemente muchas interpretaciones diferentes de la ley y rara vez hablando de forma definitiva acerca de alguna cosa. Al final, sustituyeron la opinión y la tradición humana en lugar de la verdad autoritaria de la Escritura (Mateo 15.6).
Jesús entró en escena y, en contraste, no citaba la opinión de alguien. Él decía cosas como: «Oísteis que fue dicho … pero yo os digo…» (Mateo 5.21–22, 27–28,31–32, 33–34, 43–44). Hablaba con autoridad divina.
Tenía la verdad de Dios. Y la decía claramente. Un líder sabio y espiritual se respalda con la misma autoridad. Para nosotros, las palabras no son: «Yo les digo…»; sino mas bien: «Esto dice el Señor». Pero es la misma autoridad. Y cuando usted lo hace de manera correcta, puede ayudar e impulsar a los demás.