Todos tenemos sueños sobre en qué hogar nos gustaría estar. ¿Sueña con un hogar al que nunca va a regresar o con el hogar que nunca va a tener? ¿Sueña con un hogar con amor, risa, lealtad, con una familia, diversión y libertad? ¿Sueña con un hogar en el que lo acepten, lo estimulan y retan, perdonan, comprenden y consuelan?
El hogar que sigue ansiando con todo su corazón, ¡es el hogar que Dios está preparando para usted! Mientras el apóstol Juan continuaba mirando con fijeza la visión de la gloria de Jesucristo que Dios le revelaba, debió haber permanecido en un asombroso sobrecogimiento ante un “cielo nuevo y una tierra nueva”. Apocalipsis 21:1.
Lo que vió quedó confirmado por las palabras del Único que está sentado en el trono:”Yo hago nuevas todas las cosas”. Apocalipsis 21:5. Imagine esto: Un día, en el hogar soñado de la casa de mi Padre, ¡todas las cosas serán nuevas!
Sin separación
Después que los terroristas atacaron el Centro de Comercio Mundial en la ciudad de Nueva York y en el Pentágono en Washington, D.C., nuestra nación se quedó prendida por las desgarradoras escenas de miles de individuos deambulando por las calles del bajo Manhattan que llevaban fotos de sus amigos y miembros de su familia que estaban perdidos.
Una cerca recubriendo uno de los parques cercanos vino a ser un muro de recordación a medida que se fijaban cientos de fotos con descripciones detalladas de lo que sus seres queridos perdidos llevaban puesto, de dónde trabajaban, de cuándo fue la última vez que los vieron... todo con la esperanza de encontrar a esas personas perdidas. Mientras los días se convertían en semanas, vino a ser obvio que no había más sobrevivientes.
Justo cuando nuestra nación pensó que no tenía más lágrimas que derramar, llorábamos sin consuelo mientras comenzó la separación entre amigos y seres queridos. Cada corazón dolorido y despedida llorosa me hicieron anhelar la casa de mi Padre. Allí, nunca nada nos separará en la casa de mi Padre.
El apóstol Juan dijo que se le instruyó lo siguiente: “Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza”. Apocalipsis 21:5. Usted y yo podemos mirar hacia adelante con esperanza segura: ¡nuestro hogar celestial será perfecto!
Un día, Dios mismo tomará su rostro en sus manos y con delicadeza enjugará sus lágrimas mientras le asegura que no habrá sufrimiento en la casa de mi Padre.
Sin dejar marcas
Dios enjugará toda lágrima y borrará todo recuerdo de pecado y mal trato. Todas las cosas, incluyendo el corazón, la mente, las emociones, el alma y los recuerdos pasados, presentes y futuros, se harán nuevos. No obstante, hasta entonces Dios nos dá ánimo. Esa certeza se ilustra con esta historia verídica que tuvo lugar hace unos años en las tierras altas de Escocia. Un grupo de pescadores, sentados alrededor de una mesa en una pequeña taberna, contabas sus historias.
Uno de los hombres movió con violencia sus brazos para describir vívidamente la pesca que tuvo, golpeando por accidente la bandeja de bebidas que el joven tabernero traía a la mesa. La bandeja y las bebidas volaron por el aire, estrellándose contra la recientemente pared blanqueada.
Cuando el sonido de los vidrios rotos y de las salpicaduras de cerveza llenó el local, la taberna quedó en silencio mientras todos los ojos se volvían a la fea mancha marrón que se formó en la pared.
Antes que nadie pudiera recuperarse de la sorprendente interrupción, un visitante que había estado sentado en silencio en un rincón, saltó, sacó un pedazo de carbón de su bolsillo y comenzó rápidamente a dibujar alrededor de la fea mancha marrón.
Para asombro de todos los presentes, justo ante sus ojos la mancha se transformó en un magnífico ciervo con sus astas extendidas, corriendo a través de un prado en una región montañosa. Entonces el visitante firmó su improvisada obra de arte. Su nombre era Sir Edwin Land Seer, el principal artista de la fauna silvestre.
Dios transforma vidas como Sir Edwin Lan Seer transformó la horrible suciedad en la pared de la taberna. ¿Cuán fea mancha marrón lleva en su vida? Cuando lleguemos al cielo, allí no habrá más cicatrices, ni sufrimientos de ningún tipo, inclusive de la clase que le causó la herida que ha marcado su vida.
Sin sufrimientos.
El cielo no solo se verá flamante y nuevo, ¡se sentirá flamante y nuevo! El apóstol Juan no solamente nos da una visión de la resplandeciente belleza del cielo, sino un sentimiento de la serenidad del cielo, la cual impregna la atmósfera porque Dios esta allí: “Oí una potente voz que provenía del trono y decía: ¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Ël enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir”. Apocalipsis 21:3-4
Un día, Dios mismo tomará su rostro en sus manos y con delicadeza enjugará sus lágrimas mientras le asegura que no habrá sufrimiento en la casa de mi Padre. No más dolor, ni hospitales, ni muerte, ni funerales, ni pesar, ni sillas de rudas.
No habrá más hogares destrozados ni corazones quebrantados, bombardeos suicidas ni ardientes infiernos, vidas destruidas ni sueños rotos. No habrá retraso mental ni minusvalía múltiple. No habrá más enfermedades.
No más cáncer ni derrames cerebrales, ni sida. No más armas en las escuelas, ni auto bombas, ni terroristas, ni misiles, ni ataques aéreos. ¡No más guerra! Usted puede mirar al futuro con esperanza porque un día no habrá separación. No más cicatrices, ni más sufrimiento en la casa de mi Padre. ¡Ese es el hogar de sus sueños!
Este artículo ha sido tomado del libro:
El cielo
por Anne Graham Lotz
Editorial Unilit
Anne Graham Lotz's
Anne Graham es una evangelista cristiana nacida en 1948 en Montreat, Carolina del Norte, Estados Unidos. Es la hija menor del famoso evangelista Billy Graham. En 1988, Anne fundó su propio ministerio, "AnGeL Ministries", con el objetivo de compartir el mensaje del Evangelio con las mujeres en todo el mundo