El sufrimiento es parte de la vida y prueba que somos parte de la raza humana. Además a través de los sufrimientos, Dios permite que la belleza oculta que hay dentro de nosotros, aflore.
Necesitamos estar dispuestas a hacer lo que Dios quiere que hagamos, acostumbrarnos a hacerlo como El quiere que lo hagamos, para que pueda utilizarnos.