
Una Mujer Respetuosa, Obediente a Dios
Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.
1 Pedro 2:17
Seguramente, desde niña tus padres y maestros aspiraban a que aprendiera a honrar y respetar a los demás. A veces, la idea de respeto iba asociada con el temor. Aprendiste a respetar una estufa caliente o a un perro ladrando, y aprendiste a respetar a quienes están en autoridad. Si fuiste afortunada, aprendiste a respetar de un modo a tus mayores.
Seguramente, desde niña tus padres y maestros aspiraban a que aprendiera a honrar y respetar a los demás
En el mundo de hoy, el respeto parece casi olvidado. Los políticos se fastidian unos a otros, usualmente humillándose y despreciándose mutuamente con el fin de obtener nuestros votos.
Quienes están en autoridad en nuestras congregaciones abusan de sus posiciones de poder provocando que nos preguntemos por qué creímos en sus roles y su bondad. Los padres decepcionan a los hijos, los amigos se decepcionan entre sí, y maridos y esposas difícilmente saben por dónde empezar para comunicar honor y respeto al otro.
Aunque todo el mundo pueda estar dando tumbos en el planeta, prácticamente sin respetar la vida misma, una mujer de valor ha sido llamada para tener una mirada diferente y un propósito más admirable.
Has sido llamada para respetar a todos y para mostrar un amor especial al pueblo de Dios. Has sido llamada para honrar a Dios e incluso respetar a los gobernantes, que son la autoridad aquí en la tierra. Imagina un mundo en el que todos respetaran sus diferencias. Imagina honrar a aquellos con quienes tal vez no coincidas. Imagina sentir que otros te honran y respetan.
El respeto puede hacer una gran diferencia. Esta es un área en la que no tienes que esperar a que el mundo actúe. Simplemente tienes que ponerla en práctica en cada aspecto de tu vida y ver cómo suceden cosas hermosas.