¿Qué es Hechicería ?
Hechizo, maleficio. Causar daño a alguien con confecciones y prácticas supersticiosas. Embelesar, encantar; atraer y cautivar la voluntad.
¿Qué dice la Biblia sobre Hechicería ?
Versículos Bíblicos sobre Hechicería
Confrontación con magos de Egipto, Éxodo 4.1-5; 7.6-12.
Muerte para hechiceros, Éxodo 22.18.
Abandona hechicería, Números 24.1.
Profeta de Dios llamado vidente, 1 Samuel 9.8-9.
Consulta adivina en vez de orar con arrepentimiento, 1 Samuel 28.5-20.
Adivina de Endor, 1 Samuel 28.5-25.
Hombre no tiene poder de resucitar, 2 Samuel 12.22-23.
Encantadores, adivinos y amuletos, 2 Reyes 23.24.
No consultar espiritistas, Isaías 8.19.
Muertos dan bienvenida, Isaías 14.9-10.
Locura de agoreros, Isaías 44.25.
Fortuna y destino, Isaías 65.11.
Adivinos, encantadores y agoreros, Jeremías 27.9-15.
Profetizan mentiras, Jeremías 27.9-15.
Uso de vendas mágicas, Ezequiel 13.20.
Velos mágicos, Ezequiel 13.18.
Mal llamados sabios, Daniel 2.1-4.
Fracaso de hechiceros, Daniel 5.7-8.
Sahumerios a la red, Habacuc 1.16.
Juicio para los hechiceros, Malaquías 3.5.
Simón de Samaria, Hechos 8.9-11.
Hechicero prestigioso, Hechos 8.9-11.
Hechicero visto como Dios, Hechos 8.10.
Libros de magia quemados, Hechos 19.19.
Más info sobre Hechicería
En medio de estas luchas, fui atacado con una situación que puso en riesgo mi propia vida. Un martes por la tarde, Kelli, mi hija mayor, vino a pasar la noche porque había soñado que yo estaba enfermo. Esa noche, alrededor de la una de la madrugada, me desperté descompuesto y mareado. Fui al baño y me derribé, perdí el conocimiento. Mi hija oyó la caída desde la otra habitación y vino para ver qué ocurría.
En mi estado de inconciencia, yo tenía paz. Alcancé a ver fugazmente el brillo y la gloria de otro mundo, y por un momento olí su dulce atmósfera. Entonces, como desde lejos, pude oír la voz de Kelli llamándome: “Papá, papá”, y recuperé el conocimiento. Estuve hospitalizado durante una semana con problemas cardíacos relacionados con el estrés y aún hoy sigo tomando una píldora cada mañana para mantener equilibrado el ritmo cardíaco.
Esta experiencia me enseñó la verdad clave sobre la guerra espiritual: la batalla no es nuestra, sino de Él. Mi cardiólogo vino a verme y me dijo: “Pastor, debe practicar lo que predica si quiere vivir”.
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