Argentina es un buen escenario para empezar a explicar lo que es la guerra espiritual. Como escribiera anteriormente, Considero tres naciones de mucha importancia para mí.
• Aquellas que están experimentando en este momento el mayor derramamiento del poder del
Espíritu de Dios: China y Argentina.
• Las prioritarias en mi agenda de ministerio personal: Japón y Argentina.
• Naciones del Tercer Mundo que están haciendo actualmente contribuciones especificas al cristianismo del Mundo Occidental: Corea en la oración y Argentina en la guerra espiritual.
Desde 1990, mi esposa Doris, y yo hemos [p 18] realizado muchos viajes de ministerio a Argentina para tener un testimonio de primera mano y participar en lo que equivale a un laboratorio sobre la relación entre la guerra espiritual a nivel estratégico y la evangelización.
Para nosotros Argentina ha sido la vanguardia de un experimento altamente significativo que nos ha ayudado a aprender más acerca de las dimensiones espirituales de la evangelización mundial.
Según veo desplegarse el cuadro mundial, el año 1990 marcó el comienzo de un ascenso rápido del interés a través de las líneas denominacionales, por la guerra espiritual, particularmente por lo que a mí me gusta llamar «guerra espiritual estratégica».
Una vez dicho y hecho todo, hay probablemente muchísimos grados discernibles de guerra espiritual. En este momento, sugiero tres niveles generalizados sobre los cuales existe un consenso bastante amplio entre los líderes cristianos que se especializan en esta clase de ministerio.
Comprendo que cada uno de dichos niveles es susceptible de varias subdivisiones, y que se solapan entre sí considerablemente por las líneas más bien delgadas que los separan. Sin embargo, me ha sido de ayuda distinguir los siguientes:
1. Guerra espiritual al ras del suelo
Se trata del ministerio de echar fuera demonios. La primera vez que Jesús envió a sus 12 discípulos, «les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera» (Mateo 10:1).
Cuando los setenta a quienes el Señor mandó en Lucas 10, volvieron de su misión, le dijeron con gran gozo: «Señor, aun los demonios [p 19] se nos sujetan en tu nombre» (Lucas 10:7).
Cuando Felipe evangelizó Samaria «de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces» (Hechos 8:7). Todos estos son casos de guerra espiritual al ras del suelo.
Esta clase de guerra espiritual es la variedad más corriente que encontramos en el Nuevo testamento y la más comúnmente practicada por los cristianos en el día de hoy. Los grupos e individuos comprometidos en «ministerios de liberación» en general están librando una guerra espiritual al ras del suelo.
En tiempos modernos hemos visto bastante de esto en los Estados Unidos, particularmente entre los pentecostales y carismáticos, y misioneros de todas las filiaciones han vuelto de los campos de misión con relatos referentes a ello.
En ciertas partes del mundo, como la India, la mayoría de los convertidos en algunas iglesias de pueblo han sido liberados de malos espíritus.
A lo largo y ancho de países como China, Nepal o Mozambique, el evangelismo eficaz es casi inconcebible sin que vaya acompañado de un ministerio de liberación.
La mayoría de los libros acerca de la guerra espiritual que hay en las librerías cristianas tratan de la guerra al ras del suelo.
Y aunque sean relativamente nuevos para algunos de nosotros, los ministerios de liberación llevan ya tiempo a nuestro alrededor y un buen número de líderes cristianos, aunque en mi opinión no los suficientes, han adquirido considerable experiencia en este campo.
2. Guerra espiritual en el nivel del ocultismo
Parece evidente que hay un cierto tipo de poder demoniaco que obra a través de los chamanes, los canalizadores de la Nueva Era, los curanderos, las brujas y los magos, los sacerdotes satanistas, los llamados adivinadores, etc.
Dicho poder es substancialmente distinto de los demonios ordinarios que pueden causar dolores de cabeza, disputas matrimoniales, ebriedad o escoliosis.
Cuando el apóstol Pablo estaba en Filipos, una adivinadora le importunó durante varios días hasta que por fin echó fuera de ella al espíritu.
Aparentemente esto era algo diferente de los demonios corrientes, ya que aquello causó tal conmoción política que los misioneros fueron encarcelados (véase Hechos. 16:16–24).
No hace muchos años, los cristianos de los Estados unidos eran bastante ignorantes acerca de esta actividad espiritual en el nivel del ocultismo.
Algunos ni siquiera parecían prestar mucha atención al hecho de que Nancy y Ronald Reagan utilizasen en Washington a un astrólogo como consultor para la toma de decisiones a nivel presidencial.
Y la incidencia de que el gobernador Michael Dukakis hubiera nombrado a una mujer como «bruja oficial del estado de Massachusetts» puede no haber sido una de las principales razones por las cuales los evangélicos no votaron por él para presidente.
Pocos en esa época tenían mucha información acerca de la guerra espiritual en el nivel del ocultismo.
Sin embargo las cosas están cambiando. Resulta asombroso saber que el número de brujas inscritas en Alemania excede al de clérigos cristianos. Un misionero en Francia cuenta que más franceses enfermos consultan a médicos brujos que a los especialistas en medicina.
No es fácil tener datos concluyentes, pero con toda probabilidad el movimiento religioso que más está creciendo en América es la Nueva Era.
En un sentido real Jesús vino a destruir las obras del diablo. Esto fue solo una manera para lograr la meta final que era buscar y salvar lo que se había perdido.
Libros excelentes sobre el tema, como Understanding the New Age, [Entendiendo la Nueva Era] de Russell Chandler (Word Inc.), Supernatural Faith in the New Age, (La fe sobrenatural en la Nueva Era] de Paul McGuire (Whitaker House) y Evangelizing the New Age [Evangelizando la Nueva Era] (Servant Publications), están elevando nuestro nivel de conciencia y preocupación acerca de la guerra espiritual en el nivel del ocultismo.
La cubierta de Christianity Today correspondiente al 29 de abril de 1991 representa al poder demoníaco descendiendo a la tierra desde una luna llena, y el libro The Satanic Revival, [El renacimiento satánico] de Mark I. Bubeck (Here’s Life Publishers), documenta gran parte de lo que está sucediendo en los Estados Unidos y ofrece sugerencias para la acción de los cristianos.
3. Guerra espiritual a nivel estratégico
En este nivel nos enfrentamos a una concentración todavía más siniestra de poder demoníaco: los espíritus territoriales.
En la epístola a los Efesios, Pablo escribe: «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes« (Efesios 6:12).
Nada en este versículo indica que una o más de estas categorías encajen en la descripción de espíritus territoriales, pero muchos, incluyéndome a mí, piensan que tal cosa es muy probable.
Un relato bíblico claro de guerra espiritual a nivel estratégico lo tenemos en Apocalipsis 12, donde se nos dice: «Hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles» (v. 7). Esto es algo bastante diferente a tratar con el ocultismo o echar fuera un demonio de lujuria.
Indudablemente el acontecimiento más influyente que ha estimulado el interés por la guerra espiritual ha sido las publicaciones de las dos novelas de Frank Peretti, This Present Darkness [Esta patente oscuridad] y Piercing the Darkness [Penetrando la oscuridad, Crossway Books].
Muchos cristianos que no habían pensado apenas en la posibilidad de que los sucesos que moldean la sociedad humana pudieran guardar relación con las luchas entre poderosos seres espirituales, hablan ahora abiertamente de tal probabilidad.
De hecho, aunque saben la diferencia, muchos leen This Present Darkness [Esta patente oscuridad] más como un documental que como un relato de
ficción algo extravagante.
Tomado del libro Oración de Guerra
Autor: C. Peter Wagner
Editorial Caribe