Cuando estaba dirigiendo unos cultos de avivamientos en Egipto, cuenta el señor Stuart Holden, pregunté a un oficial del regimiento Highland cómo llegó a ser cristiano.
Su respuesta fue: Había un soldado raso en nuestra compañía que fue convertido en Malta antes de que saliera nuestro regimiento para Egipto.
Por tal razón todos nos burlábamos de él. Una noche volvió de su puesto de centinela, cansado y mojado, pero antes de ir a su cama se arrodilló para orar, y mientras lo hacia yo le arrojé mis dos botas a la cabeza pero el siguió su oración sin replicar palabra.
A la mañana siguiente cuando desperté encontré mis botas junto a mi cama bien lustradas. Esa fue su respuesta a mi mala conducta.
Este modo de responder produjo en mí una contrición terrible y en ese mismo día entregué mi corazón a Cristo y fui salvo.
Las Botas a la Cabeza
Cuando estaba dirigiendo unos cultos de avivamientos en Egipto, cuenta el señor Stuart Holden, pregunté a un oficial del regimiento Highland cómo llegó a ser cristiano.