AARÓN Y SUS HIJOS
Levítico 8
Aarón y sus hijos representan de manera muy idónea a Cristo y a sus siervos.
1 Fueron LLAMADOS con él: «Toma a Aarón y a sus hijos con él».
2 Estaban relacionados con él POR NACIMIENTO, «hijos». De la misma manera hemos sido nosotros llamados en Cristo, y nacidos de lo alto.
3 Llevaban una VESTIMENTA IDÉNTICA (v. 13). La justicia de Dios que revestía a nuestro gran Sumo Sacerdote está sobre todos los que creen.
4 Estaban ASOCIADOS EN EL SERVICIO (v. 27). Somos colaboradores juntamente con Él.
5 RECIBIERON LA MISMA UNCIÓN (v. 30). Bautizados con el mismo espíritu. Los hijos de Aarón eran todos siervos. Veamos en este capítulo cómo fueron hechos aptos para su sagrada obra. Fueron:
I. Lavados. «Moisés los lavó con agua» (v. 6).
Ni siquiera se lavaron a sí mismos. Lávame Tú, y seré más blanco que la nieve. Antes del lavamiento viene el desnudamiento. Toda la soberbia y la autosuficiencia son echadas a un lado (Hch. 2:37). Él nos amó, y nos lavó de nuestros pecados en su propia Sangre.
II. Revestidos. «Moisés… les vistió las túnicas» (v. 13).
Se nos sugiere que esto también fue hecho por ellos. Adán y Eva fueron considerados como desnudos hasta que Dios hizo túnicas de pieles y los vistió (Gn. 3:21). El vestido de bodas no fue comprado, sino puesto como un don. Cubiertos con la vestidura de su justicia.
III. Ceñidos. «Moisés… les ciño con cintos.»
El cinto habla de servicio. La imposición del cinto significaba su llamamiento a una vida de actividad en la obra del Señor (Jn. 13:4). Estén vuestros lomos ceñidos. Servís al Señor Cristo. El cinto de muchos del pueblo del Señor parecen colgar muy sueltos, cayendo y vueltos a poner una y otra vez.
IV. Separados. «Puso Moisés de la sangre sobre el lóbulo de sus orejas derechas, sobre los pulgares de sus manos derechas, y sobre los pulgares de sus pies derechos; y roció Moisés la sangre sobre el altar alrededor » (v. 24).
Con todo ello se indicaba que así como el oído, la mano y el pie estaban conectados mediante la sangre con el altar, estaban separados para Dios.
Los miembros untados con sangre eran tanto propiedad de Dios como el mismo altar. La sangre sobre el oído, etc., significaba lo mismo que la sangre sobre el altar. Dios siempre reclama para Sí a aquellos a los que Él ha lavado, vestido y ceñido (He. 13:12).
V. Suplió. «Y lo puso todo… en las manos de sus hijos» (vv. 26, 27).
El separado con seguridad tendrá las manos llenas con y para el servicio. El Señor nunca manda a nadie a guerrear a sus propias expensas. Limpiados y vestidos, y con las manos llenas con ofrendas aceptables para Dios. ¿Quién está pues dispuesto a llenar sus manos este día? (véase 1 Cr. 29:5 margen).
Nadie, dice el Señor, vendrá DELANTE DE Mí con las manos vacías. El servicio con las manos vacías es la causa de muchos fracasos en la obra cristiana.
VI. Ungidos. «Tomó Moisés del aceite de la unción… y consagró a Aarón y sus vestiduras, y a sus hijos y sus vestiduras» (v. 30).
Este aceite dela unción es indudablemente tipo del Espíritu Santo, y nos enseña el secreto de la santidad, cómo las vestiduras de nuestra vida diaria exterior puede ser «Santidad a Jehová». Ser santo es ser íntegro por dentro (Ro. 8:29) e irreprochable externamente.
Esta unción se corresponde con Pentecostés después de la expiatoria y purificadora Sangre de la Cruz. ¿Has recibido esta misma unción que te enseña todas las cosas? (1 Jn. 2:27).
VII. Comisionados. «Guardaréis la ordenanza delante de Jehová» (v. 35).
La ordenanza del Señor es: «Predicad el Evangelio a toda criatura » (Mr. 16:15). Me seréis testigos. Hemos sido salvados para servir (Hch. 9:15, 16).
Al guardar esta ordenanza los hijos de Aarón debían mostrar obediencia a la Columna de Nube que se movía (Nm. 9:19). «Una ordenanza tengo para guardar.» «Señor, así como Tú eres poderoso para guardar lo que he depositado en tus manos, que sea yo también capacitado para guardar lo que Tú me has encomendado.»