¿ESTÁS LISTO?. Bosquejos Biblicos para Predicar Jer. 12:5
«¿Cómo harás en la hinchazón del Jordán?» (Jer. 12:5, RV).
El Jordán puede ser aquí considerado como símbolo de la muerte. El acto de pasar desde este mundo al próximo, desde el tiempo hasta la eternidad, debe ser siempre de gran solemnidad. ¿Cómo te irá a ti? ¿Estás listo para el río? Esta pregunta es:
I. De cariz práctico. «¿Cómo harás?» Cómo lo harás. Algo se tiene que hacer. ¿Podemos estar preparados para hacer nada cuando estamos muriendo que no hemos preparado mientras vivíamos? No es lo que sentimos, o pensamos o digamos tanto como aquello que somos lo que decide cómo nos irá en aquella hora de prueba. Los que confían en Jesucristo ahora no tendrán dificultad alguna para confiar en Él entonces.
II. De carácter personal. «¿Cómo harás?» Esto es: Tú. Nadie puede morir por ti. Son tus propios pies los que han de pisar el río, tu alma la que debe comparecer delante de Dios. Aunque, como la reina Elisabet I, puedas ofrecer «un millón de dineros por un momento de tiempo», de nada te servirá. No se trata de cómo le irá a tu compañero o a tu vecino, sino de cómo te irá a ti. La respuesta, la idoneidad o inaptitud, ha de ser hallada en ti mismo.
III. Una pregunta difícil. «La hinchazón del Jordán.» Un río desbordado sugiere peligro y dificultad. ¿Será suficiente tu propia fuerza para llevarte a través de la crecida? ¿O tienes la promesa del Vencedor de la muerte para sustentarte? «El río es profundo o no según tu fe», dice Bunyan en su obra El Progreso del Peregrino.
IV. Una pregunta apremiante. «¿Cómo harás?» El tiempo es breve, la vida es incierta, y puede que estés más próximo a su fin de lo que te piensas. Hace algo de tiempo un ministro de Glasgow fue a ver a una mujer moribunda, pero ésta le dijo: «Es demasiado tarde». Sus pies estaban ya en la crecida del Jordán.
¿Cómo será contigo? ¿Cuál es tu respuesta? ¿Confiarás entonces en tu membresía en la Iglesia, o en tus buenas obras de caridad? Esto de nada servirá ante la crecida del Jordán. Las chispas que tú generes nunca podrán existir en medio de este torrente. ¿Confiarás en la barca de tus propias opiniones? Esta rápida y turbulenta corriente la llevará a zozobrar.
Todas las cosas frágiles, como los refugios de mentiras, serán barridas. Lo único prudente y seguro es darte ahora a Jesucristo, y entonces, «cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán» (Is. 43:2). «No temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo.»