INCONSCIENCIA ESPIRITUAL. Bosquejos Bíblicos para Predicar Jueces 16:20
«Pero no sabía que Jehová se había apartado de Él» (Jue. 16:20). «No sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía» (Éx. 34:29).
Parece casi un sacrilegio poner a Sansón y a Moisés juntos, viendo que el primero era un esclavo de las pasiones, mientras que el segundo era esclavo de Dios; sin embargo, lo hacemos con un propósito específico, esto es, situar los dos en contraste, y para poder emular a Moisés.
No hay nada nuevo ni extraño en los actos inconscientes. Hay muchas cosas en la vida que hacemos muy inconscientemente, por la misma fuerza del hábito. Por ejemplo, un virtuoso pianista o violinista no piensa acerca de qué notas tiene que tocar.
Es fácil ver cuán misericordiosa es esta provisión que ahorra que nuestra limitada capacidad se vea sobrecargada debido a la carga de las tareas diarias. Si tuviésemos que pensar cómo debemos dar cada paso que damos, cómo masticar nuestros alimentos, cómo actuar o hablar, o cualquier acción que ahora llevamos a cabo de manera automática, la mente enloquecería ante estos elementos competidores, la razón se quebraría bajo unas tensiones tan enormes, y el mundo se transformaría en un manicomio sin orden.
Cuando tenemos que vigilar es cuando lo inconsciente toca el campo espiritual. Hay dos clases de inconsciencia. Sansón estaba inconsciente de su pérdida espiritual, mientras que Moisés estaba inconsciente de su adquisición espiritual. Lo primero fue trágico; lo segundo, bienaventurado. Lo primero fue fatal para el servicio; lo segundo fue para potenciación del servicio, aumentando su utilidad.
I. La decadencia espiritual inconsciente. Uno no puede dejar de compadecer a Sansón, por muy insensato que fuese. «No sabía que Jehová se había apartado de Él», pero hubiese debido de saber que su mala vida llevaría a esta pérdida. Leyendo la vida de Sansón, tenemos la misma sensación de tristeza que al leer la vida de Burns, el poeta de Escocia: es lo que hubiese podido ser lo que nos duele.
Sansón tuvo grandes posibilidades, pero nunca fueron llevadas a cabo de manera plena. Es una cosa muy solemne y terrible estorbar los planes que Dios tiene para nosotros. Dios no lo abandonó de inmediato. Tuvo larga paciencia con él, al menos durante una veintena de años, dando liberación tras liberación.
La frase «se había apartado de él» solo se refería al servicio, no a la salvación. Aunque había jugado una y otra vez con el pecado, seguía perteneciendo a la familia celestial. «Apartado» significaba impotencia en el servicio para Dios.
Es algo terrible saber que el Señor se puede apartar de nosotros por lo que respecta a poder en el servicio, y que sin embargo no nos demos cuenta de ello. Significa que podemos quedar tan endurecidos por el engaño del pecado que no somos tan sensibles como antes.
II. El crecimiento espiritual inconsciente. Durante cuarenta días y cuarenta noches, Moisés había estado a solas con Dios. Contemplando la gloria del Señor, había sido cambiado a la misma imagen. Y si estuviésemos más a menudo a solas con el Señor, nuestros rostros estarían también radiantes más a menudo. La brillo inconsciente es la señal invariable de la verdadera santidad.