La Sed del Alma | Salmo 63 | Bosquejos para Predicar
(Salmo 63)
En el Salmo 63, el salmista David nos presenta un testimonio poderoso de este anhelo ardiente, expresado en las palabras: "Mi alma tiene sed de ti; mi cuerpo te anhela en tierra seca y árida donde no hay agua" (Salmo 63:1, NVI).
En este salmo, David nos invita a contemplar la naturaleza misma de nuestro deseo espiritual: una sed insaciable por la presencia de Dios. Es una búsqueda que va más allá de las necesidades físicas y emocionales, una búsqueda que solo puede ser satisfecha por el encuentro íntimo con el Creador de nuestras almas.
1. Súplica (vv. 1, 2):
a) Comunión (v. 1): no todas las almas que están sedientas buscan a Dios. Cuando decimos, «Tú eres mi Dios», entonces sí deseamos Su presencia.
b) Consuelo (vv. 2): cuando el alma busca a Dios, nunca encuentra temor, sino siempre consuelo y confortamiento.
2. Contentamiento (vv. 3–6):
a) Dedicación (v. 3): «Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón». (Lc. 12:34). Una dedicación total moldea el juicio y controla los deseos.
b) Acción de gracias (vs. 4–6): un Dios tan inmensamente bueno que satisface los profundos deseos del alma, es digno de toda alabanza.
3. Convicción (vv. 7, 8):
a) Escudo (v. 7): ¡Tal vez el «Shekinah» estaba en la mente del autor de este salmo! Es el cántico de un alma satisfecha que halla su escudo en Dios.
b) Sostenimiento (v. 8): el alma tiene profundos anhelos de Dios y siente que está segura en los brazos eternos.
4. Confianza (vv. 9–11):
a) Castigo (vv. 9, 10): un declive extraño, al parecer, pero está dicho en un sentido que expresa confianza, y no un sentir vindicativo. Es la seguridad que ha de triunfar la justicia.
b) Propiedad (v. 11): el salmista no se regocija por lo tanto en la caída del enemigo, sino en Dios quien trae gloria al corazón honesto.