Libertad antes del Servicio | Bosquejo para Predicar
«Que dejes ir a mi hijo, para que me sirva» (Éx. 4:23).
Estas palabras revelan la mente de Dios con respecto a su pueblo. En base de ellas podemos aprender que:
I. Dios tiene hijos. «Israel es mi hijo» (Éx. 3:22). Escogido por Él, y reivindicado, por cuanto es redimido. Ahora ya somos hijos de Dios, escogidos en Él antes de la fundación del mundo. ¡Qué privilegio es éste! Todos los que reciben a Cristo vienen a ser sus hijos (Jn. 1:12).
II. Los hijos de Dios a veces caen en servidumbre. Israel estaban en esclavitud en Egipto bajo duros capataces. Una y otra vez fueron conducidos al cautiverio debido a su rebelión contra la voluntad de Dios.
El pecado atará a un hijo de Dios con tanta firmeza como un siervo de Satanás. La soberbia, la envidia, la voluntariosidad, el amor de los placeres y el temor al hombre atan las vidas de muchos hijos. Nos deslizamos al cautiverio cuando nos apartamos de la fe. No hay medias tintas entre la libertad del Espíritu y la esclavitud del pecado.
«No podéis servir a dos señores».
III. Dios desea que sus hijos vivan en libertad. «Deja ir a mi hijo.» Fue para librarnos del poder y del dominio del pecado y de Satanás que Él entregó a su Hijo. Nuestras vidas lo deshonran a Él cuando nuestros dones y afectos caen en la trampa del diablo.
El hombre que escondió el talento de su amo en la tierra era esclavo del temor. «El pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia» (Ro. 6:14). «Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres» (Gá. 5:1).
IV. Dios quiere libres a sus hijos para que le sirvan. La salvación debe venir antes del servicio. El esclavo encadenado debe ser soltado antes que pueda trabajar.
Siendo liberados de todos nuestros enemigos, le servimos sin temor (Lc. 1:74). «Ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios…» (Ro. 6:22).
Liberados de la presa de Satanás, del amor al pecado y de los cuidados de este mundo, quedamos libres para servir a nuestro amante Señor y Redentor. Los esclavos sirven por temor, los asalariados por dinero, los hijos por amor.