No hay Condenación en Jesús
Romanos 8:1
I. ¿Qué? «¡No hay condenación alguna!» (V.M.) ¡Qué maravilloso privilegio! ¡Qué bienaventurada esperanza! Todo el negro pasado borrado está. Bienaventurados los que están en tal caso.
II. ¿Cuándo? «Ahora.» «Ahora, pues, ninguna condenación hay.» Así, pues, esta gran bendición puede ser disfrutada en esta vida presente. Podemos andar por este mundo de pecado y dolor con la certidumbre en nuestros corazones de que somos perdonados, y de que nuestros pecados ya han sido juzgados, y que la noche de la culpa ha pasado, y que el día de la paz ha amanecido en el alma.
III. ¿Por qué? Porque es «en Cristo Jesús». Él es el Refugio del alma. Dios es nuestro amparo y fortaleza. Aquí el alma está tan segura como Noé lo estaba en el arca. Estar «en Cristo» es estar limpio de todo pecado, y envuelto en el centro de los propósitos eternos de Dios. Estar en Él es ser un pámpano de la Vid verdadera, idóneos para dar fruto.
En Cristo estamos completos, porque Él nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justicia, santificación y redención (1 Co. 1:30). En Él, no somos hallados con nuestra propia justicia, sino revestidos de la hermosura del Señor. Si alguno está en Cristo, nueva creación es, y por ello no hay condenación para los que están en Cristo Jesús.