En las diversas revisiones de Reina Valera, RV, RVR, RVR 77, se traduce como «instrumento escogido», aunque en RV margen se clarifica «gr. vaso de elección», lo mismo que en RVR 77 margen: «Lit. vasija de elección». Un vaso no tiene voluntad propia, sino que está abierto para ser llenado con lo que sea o para ser llevado a donde sea. Sigamos la historia de Pablo como vaso. Como
I. Un vaso impuro (Hch. 9:1, 2). «Respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor.» Lleno de voluntariosidad y de odio contra los seguidores de Jesús. «Blasfemo, y perseguidor, e injuriador.» Una jaula de aves inmundas. «Y así erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados.»
II. Un vaso vacío (Hch. 9:6). «Señor, ¿qué quieres que yo haga?» sus propios planes y propósitos son ahora abandonados. El Señor lo ha puesto del revés y lo ha limpiado como vaso. Es una solemne crisis en la vida cuando todos tus excelsos pensamientos y virtudes de que te jactabas tienen que ser derramadas a la vera del camino como suciedad y basura.
III. Un vaso escogido. «Me es un vaso escogido» (Hch. 9:15). «Escogido, no por ningún bien en Mí.» No a nosotros, oh Señor, no a nosotros. El propio testimonio de Pablo es: «Cuando Dios... me llamó por su gracia» (Gá. 1:15). Esto es conforme a su beneplácito que Él se había propuesto en sí mismo. «Por gracia habéis sido salvados» (Ef. 2:8). Dios escoge a sus propios testigos (Hch. 10:41).
IV. Un vaso llenado. «Dios... tuvo a bien revelar a su Hijo en mí» (Gá. 1:15, 16). ¡Qué tesoro, Cristo en nosotros! ¡Qué plenitud del vaso vacío! Llenos de toda la plenitud de Dios. Y tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios (2 Co. 4:7). Escogidos y llenados con los tesoros de su gracia para que Él pueda llevar su nombre ante los gentiles. El vaso puede ser fácilmente roto, pero el precioso contenido no puede ser robado. «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co. 12:10).
V. Un vaso separado. «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado» (Hch. 13:2). El Espíritu Santo afirma aquí tener una parte en el llamamiento de Saulo, y ello con el propósito bien concreto de apartarlo para Dios con vistas a su obra específica. Él comienza su carta a los Romanos con: «Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios». Les recuerda a los gálatas que Él es «apóstol, no de parte de hombres ni por medio de hombre». Ésta es la experiencia de cada verdadero siervo de Dios. ¿Sabemos algo acerca de este divino llamamiento, y de esta santa vida de Dios, separada y llena de propósito? (Ef. 4:17-24; Ro. 12:1, 2).
VI. Un vaso de honra. «Para esto me he aparecido a ti, para designarte ministro y testigo» (Hch. 26:16). Solamente hay que echar un vistazo a la vida del apóstol para ver cuán grandemente testificó Él acerca del poder y del Nombre de su resucitado Salvador. Tuvo honra en abrir
VII. Un vaso sufriente. Aunque podía decir «tenemos este tesoro en vasos de barro», añade sin embargo: «Estamos atribulados en todo... estrechados... en apuros... perseguidos... derribados...; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús» (2 Co. 4:7-10). En 2 Corintios 9:22-28 nos da un catálogo de sus aflicciones y peligros. Los vasos de Dios, que llevan su Nombre en medio de la precipitación y turbulencia de esta era negadora de Dios, no pueden esperar pasarlo mejor que el Maestro mismo. Es un dicho fiel: «Si sufrimos, también reinaremos con Él» ( 2 Ti. 2:11, 12). Justo ahora Dios, en su gracia, está buscando dar a conocer las riquezas de su gloria en los vasos de misericordia que Él ha preparado para gloria (Ro. 9:21-23).

