SEÑALES DE IDOLATRÍA. Bosquejo Bíblico para predicar de 2 Reyes 17:33
«Temían a Jehová, y honraban a sus dioses» (2 R. 17:33)
La religión de algunos es como la piel del camaleón que cambia de color conforme a los matices de las circunstancias. Aquellos colonos asirios en Israel querían conocer al «Dios de la tierra» donde moraban ahora, pero se aferraban a sus propios dioses. Nosotros estamos sirviendo a nuestros propios dioses cuando
I. Le damos a Dios sólo un día de siete. Dando atención a las formas externas de la religión una vez a la semana. Leyendo la Biblia el domingo, y negando todas sus demandas los otros seis días. El egoísmo en sábado significa egoísmo en domingo.
II. Solamente damos a Dios lo que no nos cuesta nada. La pregunta es ¿Puedo permitírmelo?, en lugar de ¿Es necesario para el Señor? El tiempo que nos sobra, el dinero que no encontraremos en falta. Le damos las sobras de nuestras vidas, pero no a nosotros mismos.
III. Estamos más interesados en nuestros negocios diarios que en la causa de Cristo. «Buscad primeramente el reino de Dios» (Mt. 6:33). No debiéramos separarnos de nuestras actividades diarias, pero debieran ser nuestro servicio para el Señor.
IV. Anhelamos más la alabanza de los hombres que la alabanza de Dios. Los fariseos y todos los servidores del ojo semejantes a ellos, ya tienen su recompensa, las vacías pompas del aplauso humano.
V. Tenemos más preocupación por nuestro propio buen nombre que por el honor debido a Dios. Cuando nos indignamos ante un mal (quizá imaginario) que nos han hecho a nosotros o a nuestros amigos, y quedamos totalmente indiferentes ante toda la deshonra y vituperio dirigidos al Hijo de Dios.
VI. Estamos más anhelantes por la felicidad que por ser útiles. ¿Qué pensaría un patrono humano de un siervo cuyo principal objetivo no fuera agradarlo a Él, sino agradarse a sí mismo a costa del amo?
VII. Deseamos más una predicación suave que una predicación fiel. Los que predican el Evangelio deben asimismo reprender, amonestar y exhortar. En Dios vemos a la vez «bondad y severidad» (Ro. 11:22).
Hay polos opuestos en las obras de Dios, así como los hay en su Palabra y carácter. La luz y la oscuridad, el verano y el invierno, el fuego y el agua, las hierbas medicinales y las plantas venenosas, las serpientes entre flores.
Y como en la naturaleza, así en la gracia. Un arca para cada diluvio. La columna de nube fue tinieblas para los egipcios, pero luz para los israelitas. Jesucristo es a la vez Cordero y León. «Dios es amor», y también «Dios es un fuego consumidor».