UN MODELO PERFECTO. Bosquejos Bíblicos para Predicar 1 Timoteo 1:11-17
Aquí el apóstol se refiere a sí mismo como modelo para los creyentes (v. 16). Un modelo puede ser dado como espécimen de artesanía para su exhibición, o como un ejemplo que imitar.
La experiencia de Pablo era a la vez una exhibición de la gracia divina y un ejemplo para todos aquellos «que habrían de creer en él para vida eterna». Lo veremos como modelo o espécimen de:
I. El engaño del pecado. Él había sido «blasfemo, perseguidor e injuriador» (v. 13). Aquí tenemos a un hombre tan engañado que pensaba que estaba sirviendo a Dios al destruir la Iglesia (Hch. 26:9-11). La historia nos ha dado muchos ejemplos de esta especie de locura, por la soberbia y el prejuicio de corazones incrédulos y de mentes cegadas por el pecado.
Pero, ¡que golpe fue para él cuando este «Jesús de Nazaret», a quien él estaba persiguiendo, lo confrontó y lo echó en tierra con el resplandor de su Presencia, y cuando él, «temblando y temeroso», dijo: «Señor, ¿qué quieres que yo haga?» (Hch. 9:1-6). Cada pecador salvado ha hecho el mismo descubrimiento en alguna medida.
II. Gracia abundante. «Fui recibido a misericordia… Y la gracia de nuestro Señor fue más abundante» (vv. 13, 14). La poderosa y abundante suficiencia de la gracia de Cristo para someter y salvar un pecador jamás se manifestó de modo más esplendoroso. Aquí tenemos una pauta de lo que puede llegar a hacer «la gracia de nuestro Señor». «Donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia» (Ro. 5:20).
Él estaba diciendo agradecido la verdad cuando dijo: «Por la gracia de Dios soy lo que soy» (1 Co. 15:10). Si el «mayor de los pecadores» fue salvo por gracia, ninguno tiene que desesperar. «Por gracia sois salvos por medio de la fe.» Pero recordad que es la gracia de DIOS.
III. La responsabilidad de los creyentes. «El glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado» (v. 14). Si hemos sido hechos partícipes de esta misma salvación, ¿no somos también participantes en cierta medida de esta responsabilidad? Las buenas nuevas han sido dadas para salvarnos, y también como depósito para que podamos ser de bendición para otros.
Si Dios, «que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de
la gloria de Dios en la faz de Jesucristo», entonces Él también ha mandado que dejemos resplandecer nuestra luz. «Vosotros sois la luz del mundo.» «Por lo tanto, id», predicad el Evangelio con la boca y con vuestra vida.
IV. El testimonio cristiano. No hay registrado nada más eficaz, como breve y perfecto modelo de testimonio personal, que 1 Timoteo 1:15. «Es palabra fiel y digna de toda aceptación: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.» Este dicho es tan fiel como lo es el mismo Dios, y la bendición ofrecida cumple la más urgente necesidad de la humanidad,
«salvar pecadores».
No hay ninguna declaración que sea más digna de la aceptación de todos. Jesucristo vino al mundo para salvar. ¿De dónde vino? ¡Qué prueba incidental de su preexistencia! Por medio de Él, Dios el Padre encarece su amor para con una raza rebelde (Ro. 5:8). ¿Saben tus amigos las grandes cosas que Dios ha hecho por tu alma? (Mr. 5:19). El salmista dijo: «Venid, oíd todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho a mi alma» (Sal. 66:16). «El que oiga, diga: Ven.»
V. Alabanza y bendición. ¡Qué pauta más maravillosa es ésta! «Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén» (v. 17).
A menudo el lenguaje de los mortales no puede expresar las profundidades de los sentimientos del corazón; pero Dios juzga el corazón, y toma nota de cada reconocimiento agradecido de sus misericordias.
La alabanza y la acción de gracias, la adoración y el arrobo, son de lo más apropiados cuando la Majestad de la bondad de Dios se hace abrumadora. «Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres» (Sal. 107:15). Al contar tus muchas bendiciones, no dejes de añadir tu acción de gracias con bendición.