Adoptado por Dios
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. JUAN 1.12
Llegar a ser cristiano es como ser adoptado por una nueva familia.
El apóstol Pablo usó esta comparación en su carta a los romanos: «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Llegar a ser cristiano es como ser adoptado por una nueva familia.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios» (8.14–16). Como cristianos, hemos sido adoptados por Dios en su familia y recibimos su íntimo y paternal amor, gracia y compasión.
Así como un matrimonio muestra compasión hacia un niño sin padres haciéndolo miembro de su familia, Dios nos concede la gracia de traernos a su familia y nos da los mismos derechos y privilegios que tienen sus otros hijos.
En la cultura romana de los días de Pablo, un niño adoptado, especialmente un hijo, por lo general era objeto de mayor prestigio y privilegios de los hijos naturales de una familia, sobre todo si el padre estaba decepcionado con sus propios hijos.
Esto es lo que sucede como resultado de la adopción espiritual por Dios. Él amable y amorosamente le buscó y le hizo su hijo, únicamente sobre la base de su confianza en su Hijo eterno, Jesucristo. Debido a su adopción, usted compartirá la herencia completa de Cristo mismo.