Bendición de Año Nuevo
"Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma." 3 Juan 2
Prosperidad es "desarrollo favorable" o positivo. Casi siempre cuando escuchamos esta palabra pensamos en crecimiento económico y material. Pero la prosperidad se puede dar en muchos planos. El ser humano es tripartito, es decir está compuesto de un cuerpo, un alma o psique y un espítitu.
El cuerpo requiere salud y fortaleza; la mente ser equipada con conocimientos, valores y proyectos o sueños, y el espiritu llenarse de Dios. Cumplir todo ello, llevar a cada área del ser a un desarrollo superior es prosperar.
No podemos llegar a diciembre tal como partimos en enero. Debe haber crecimiento espiritual, mental, social, cultural. Y para eso más que preocuparse hay que "ocuparse". Los cristianos nos ocupamos: adorando, evangelizando, instruyéndonos, orando y utilizando los dones dados por el Señor. Todas estas prácticas nos traen crecimiento.
El ser humano es tripartito, es decir está compuesto de un cuerpo, un alma o psique y un espítitu
La bendición de Juan dice "yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas". Necesitamos crecer en todas las áreas de nuestra vida: familiar, matrimonial, sentimental, económica, laboral, etc. En la medida que prosperamos podemos ayudar mejor a otros. Nunca debemos perder la perspectiva de que hay hermanos y prójimos con necesidades a los que tenemos que ayudar.
Continúa deseando "y que tengas salud". Cuidar nuestra salud es necesario no sólo para sentirnos bien con nosotros mismos sino para ser mejores siervos. Con una buena salud somos más útiles para Dios, estaremos más animosos y dispuestos a trabajar en el reino de Dios, podremos atender mejor al prójimo y cumplir la orden de Jesús en la parábola del buen samaritano:
"¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo." (San Lucas 10:36,37)
Termina esta bendición afirmando: "así como prospera tu alma." La prisperidad del alma es la más importante y para ello requerimos:
1. Diariamente apartar tiempo para el Señor, adorándole en espíritu, teniendo comunión con Él. Es un tiempo precioso de intimidad espiritual.
2. Cada vez que nos sea ocasión evangelizar, comunicar el Evangelio a otras personas, enseñar las cosas de Dios, transmitir con gracia Su Palabra, sembrar la semilla de la fe con amor.
3. Periódicamente instruirnos en la Palabra de Dios, discipularnos, escuchar sermones, leer prédicas y enseñanzas cristianas, estudiar la Biblia bajo una guía adecuada. La Palabra de Dios se debe: meditar, memorizar, estudiar, leer, escuchar y aplicar.
4. La oración es otra acción esencial para el crecimiento de la fe. Conversar con Dios agradeciéndole Sus beneficios, planteándole todas nuestras inquietudes, peticiones y dudas, confiando en Su justa y sabia respuesta.
5. Si no utilizamos los dones o capacidades que Dios nos ha dado no nos desarrollaremos espiritualmente. De modo que es imprescindible reconocer los talentos y dones que el Espíritu Santo ha puesto en nosotros para servir al Cuerpo de Cristo y a la sociedad.
Finalmente, quiero desearles a todos quienes leen esta reflexión, que sean prosperados en todas las cosas, que tengan salud y prosperen sus almas. Amén.