Contemplando Toda Su Perfección Y Belleza | Devocional Diario de Charles Spurgeon
Él es del todo amable. (Cantares 5:16)
La belleza superlativa de Jesús es enteramente atractiva; no tanto con el fin de que sea admirada, sino para que sea amada. Jesús es más que agradable y hermoso, es amable.
Sin duda alguna el pueblo de Dios puede justificar plenamente el uso de esta áurea palabra, pues Jesús es el objeto de su más ardiente amor, fundado en la excelencia intrínseca de su persona y en la completa perfección de sus encantos.
Mirad, oh discípulos de Jesús, los labios de nuestro Maestro y decid, ¿no son dulcísimos? ¿No hacen sus palabras arder nuestros corazones mientras nos habla en el camino? Contemplad, adoradores de Emmanuel, su cabeza ceñida de oro finísimo, y contestad: ¿no son para vosotros preciosos sus pensamientos?
En los otros seres vemos alguna falta, pero en Él todo es perfección
¿No se embalsama con afecto vuestra adoración mientras os inclináis reverentes ante aquel rostro que es cual Líbano, excelente como los cedros? ¿No hay encantos en sus facciones y no es fragante toda su persona por el perfume de suaves ungüentos, que hacen que los suyos lo amen?
¿Hay algún miembro de su glorioso cuerpo que no sea atractivo, alguna parte de su persona que no sea puro imán para nuestras almas, algún ministerio que no sea una fuerte cuerda que ata nuestro corazón?
Nuestro amor no es solo como sello puesto sobre su corazón, sino que está también unido a su poderoso brazo. No hay una sola parte de su ser en la que el amor no se fije. Debemos imitar su vida entera; hemos de poseer su carácter.
En los otros seres vemos alguna falta, pero en Él todo es perfección. Aun el mejor de sus favorecidos santos tiene manchas en sus vestidos y arrugas en su frente; Él, en cambio, es todo belleza.
Todos los soles terrenales tienen sus manchas; el mundo tiene sus desiertos. No podemos amar todo lo amable, pero Cristo es oro sin mezcla, luz sin tinieblas, gloria sin nube. «Él es del todo amable».