Cristo Señor y Salvador
"Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos."Lucas 1:14-16
Al sacerdote Zacarías se le apareció un ángel que le anunció que por fin su esposa Elisabet daría a luz un hijo con las características descritas en el versículo de esta reflexión, es decir que ese niño sería un hombre consagrado a Dios, ascético y con la misión de convertir a muchos.
Usted y todos los que hemos sido convertidos a Jesús hemos tenido nuestro propio Juan Bautista, de lo cual debemos agradecer cada día
Ese hijo sería nada menos que el más grande profeta del Nuevo Testamento: Juan el Bautista, aquél que preparó los corazones de las gentes para recibir a Jesucristo, el Hijo de Dios, al que Juan llamó "Cordero de Dios".
¡Qué tremendo ministerio tuvo el Bautista! ¡Cuán grande misión es la de anunciar a Jesucristo y conducir los corazones de las personas hacia un encuentro con Dios!
Usted y todos los que hemos sido convertidos a Jesús hemos tenido nuestro propio Juan Bautista, de lo cual debemos agradecer cada día.
En este tiempo de Navidad, en que repasamos el gran suceso del nacimiento de Jesús, una vez más somos desafiados por Él a anunciar a otros al Salvador y ser nosotros ahora esos Juanes Bautistas que preparen los corazones de hombres, mujeres, ancianos y niños para recibir a Cristo como Señor y Salvador.