El Ejemplo de Jesucristo
Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
MATEO 24.11–12
Podemos aprender mucho de observar cómo Jesús trató la falsa religión y a sus defensores. La valentía con la cual Él asaltó el error está muy carente en la actualidad, y la Iglesia está sufriendo debido a ello.
Nuestro ejemplo es nuestro señor Jesucristo. EL es perfecto y nunca cambia
No necesitamos un regreso a la rama del fundamentalismo cuyos líderes defendían todo el tiempo, y luchaban prácticamente por todo, con frecuencia atacándose unos a otros por oscuras e insignificante diferencias.
Mucho menos necesitamos persistir en el erróneo curso del denominado neoevangelicalismo, donde el interés principal ha sido siempre la respetabilidad académica y donde el conflicto y las fuertes convicciones son considerados automáticamente groseros y descorteses.
De hecho, lo último que podemos permitirnos hacer en estos tiempos posmodernos, mientras los enemigos de la verdad están dedicados a hacer que todo sea confuso, sería rogar una moratoria sobre el candor o estar de acuerdo en un alto el fuego con personas que se deleitan en probar los límites de la ortodoxia. Ser amigable y afable es a veces sencillamente la postura equivocada (Nehemías 6.2–4). Debemos recordar eso.
Alguien que hace una profesión de fe en voz alta pero que constantemente no vive de acuerdo con ella tiene que ser expuesto por causa de su propia alma. Más que eso, quienes se sitúan a sí mismos como maestros representando al Señor e influencian a otros a la vez que corrompen la verdad necesitan ser denunciados y refutados. Por causa de ellos, por causa de otros que son víctima de sus errores, y especialmente por la gloria de Cristo