Jesús Ayúdame
Mi rostro brilla sobre ti, radiando esa paz que nadie puede comprender. Te rodea un mar de problemas, pero yo soy tu paz y puedes mirarme cara a cara. Mientras lo hagas, estarás seguro.
Si te detienes demasiado tiempo a considerar tus problemas, te vas a hundir bajo el peso de esa carga. Pero si sientes que estás anegándote, solo di: «¡Ayúdame, Jesús!» y yo te alzaré.
Si te detienes demasiado tiempo a considerar tus problemas, te vas a hundir bajo el peso de esa carga.