Las fuerzas que determinan la historia se sitúan dentro de dos categorías: Las visibles y las invisibles. Es la interacción de estos dos planos lo que determina el curso de la historia.
Mientras circunscribamos nuestra atención a las cosas visibles y materiales, enfrentaremos de tiempo en tiempo sucesos y situaciones que no podremos ni explicar ni controlar del todo.Al plano visible pertenecen todos los objetos y sucesos normales del universo material. Estamos familiarizados con este plano y nos sentimos cómodos en él, aunque los sucesos a menudo no sigan el curso que desearíamos. Para mucha gente, los límites de su percepción no van más allá. Sin embargo, la Biblia abre una puerta hacia otro plano, el invisible, que no es material sino espiritual. Las fuerzas que actúan en este plano ejercen una continua y decisiva influencia sobre lo que ocurre en el plano visible.
En 2 Corintios 4:17-18 Pablo esboza estos planos:
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Las cosas que pertenecen al plano visible son transitorias y temporales. Es sólo en el plano invisible que podemos encontrar la realidad verdadera y permanente. También es en este plano que podemos descubrir las fuerzas que en última instancia moldearán nuestro destino, incluso en el plan visible. Pablo dice claramente que el éxito en la vida depende de la capacidad de captar y relacionarse con eso que es invisible y espiritual.
Tanto las bendiciones como las maldiciones pertenecen a« invisible plano espiritual. Son vehículos del sobrenatural poder espiritual. Las bendiciones producen resultados buenos y beneficiosos; las maldiciones producen resultados malos 3 dañinos. Ambas son temas de envergadura en las Escrituras Como ya señalé, las dos palabras se mencionan en la Biblia más de 640 veces.
Dos importantes características les son comunes. Primera , sus efectos rara vez se limitan al individuo. Pueden extender., se a familias, tribus, comunidades o naciones enteras. Segunda , una vez que se les da rienda suelta, tienden a continuar de generación en generación hasta que algo suceda que cancele sus efectos. Una cantidad de bendiciones y de maldiciones mencionadas en la Biblia con relación a los patriarcas han continuada obrando durante casi cuatro mil años y todavía siguen actuando.
Esta segunda característica de las bendiciones y las maldiciones tiene importantes implicaciones. Prácticas ser que en nuestra vida haya fuerzas actuando que ti, origen en generaciones anteriores. Consecuentemente, puede ser que nos estemos enfrentando con situaciones recurrentes o patrones de comportamiento que no pueden explicarse únicamente en términos de lo que ha sucedido en el transcurso de nuestra vida o experiencias personales. La causa básica puede remontarse mucho en el tiempo, incluso a miles de años.
El principal vehículo, tanto de las bendiciones como de las maldiciones, son las "palabras". Tales palabras pueden ser pronunciadas o escritas o meramente formadas interiormente. La Escritura dice mucho acerca del poder de las palabras. El libro de Proverbios, en particular, contiene muchas advertencias de cómo las palabras pueden ser usadas tanto para bien como para mal. Aquí hay algunos ejemplos:
El hipócrita con la boca daña a su prójimo; mas los justos son librados con la sabiduría.
Proverbios 11:9
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina.
Proverbios 12: 1 8
La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.
Proverbios 15:4
La muerte y la vida están en el poder de la lengua y el que la ama comerá de sus frutos.
Proverbios 18:21
El apóstol Santiago dice mucho también acerca del uso de las palabras. El señala que la lengua es un miembro pequeño del cuerpo, pero el más difícil de controlar:
Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestro miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Santiago 3:5-6, 9-10
Santiago usa imágenes muy vivas para resaltar el tremendo poder que tienen las palabras para afectar las situaciones y la vida de las personas, tanto para bien como para mal. significativo que él resalte que ambas, las bendiciones y maldiciones, son palabras que pueden estar cargadas con e clase de poder casi desmesurado.
Las palabras no son, sin embargo, el único e: del cual se pueda transmitir el poder espiritual bendiciones y las maldiciones. Hay varias maneras en los objetos físicos pueden convertirse en vehículos clase de poder.
En Exodo 30:22-33 el Señor mandó a Moisés que elaborara un aceite especial para ungir, que debía usarse sola exclusivamente para ungir el tabernáculo y su mobiliario también a los sacerdotes que hubieran de ministrar en él. Levítico 8:1-2 leemos la manera de aplicar este aceite. En los versículos 10- 12 el relato concluye:
Y tomó Moisés el aceite de la unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él, y las santificó. Y roció de él sobre el altar siete veces, y ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente y su base, para santificarlos. Y derramó aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para santificarlo.
La palabra "santificar" en este pasaje significa "apartar para Dios, hacer santo". Por consiguiente el aceite se convirtió en un vehículo para impartir la bendición de la santidad tanto al tabernáculo y su mobiliario, como a los sacerdotes que ministraban en él.
Más adelante, en la historia de Israel, se usó el aceite de oliva para impartir bendición apropiada a los reyes que regirían al pueblo por mandato de Dios. Primera de Samuel 16:13 relata cómo el profeta Samuel apartó a David como rey escogido por Dios:
Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David.
El aceite vertido sobre la cabeza de David por Samuel se convirtió en un vehículo a través del cual la bendición del Espíritu Santo fue liberada en su vida para capacitarlo en su tarea de rey.
En el Nuevo Testamento, los, símbolos usados en la Cena del Señor se convierten también en vehículos de la bendición de Dios para quienes participan de ellos. En 1 Corintios 10: 16 Pablo dice:
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
Para quienes los comparten con fe bíblica, estos símbolos transmiten la bendición de Dios. Pablo habla específicamente de "la copa de bendición" - o sea, la copa que transmite las bendiciones del nuevo pacto a quienes beben de ella.
Debe destacarse, sin embargo, que en todas las ordenanzas que acabamos de describir no hay lugar para la "magia". Las bendiciones no son inherentes a los objetos físicos como tales. Son impartidas sólo a aquellos que perciben la voluntad de Dios tal como está revelada en las Escrituras, y quienes entonces por fe Y obediencia personal reciben lo que se les Ofrece Por mediación de los objetos físicos. Sin fe y obediencia, no hay bendición.
Por el contrario, en 1 Corintios 11:29, Pablo dice concerniente a los símbolos de la Cena del Señor:
Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor juicio come y bebe para sí.
Esa es, por lo tanto, la alternativa, La fe y la obediencia reciben la bendición de Dios a través los símbolos; la incredulidad y la desobediencia provocar juicio de Dios. En ambos casos por igual, es a través de objetos físicos usados en la Cena del Señor que se transmite poder espiritual, tanto si es de bendición como si es para juicio.
Números 5:11-31 describe una ceremonia usada para d terminar si la esposa de un hombre le había sido infiel o Requería las oraciones y sacrificios apropiados, pero la ceremonia se centraba en vaso de agua, en que el sacerdote mezclaba polvo del suelo del tabernáculo y tinta, que raspaba de una maldición escrita. Entonces la mujer debía beber el agua.
Si era culpable, los efectos de la maldición escrita manifestarían en su cuerpo físico:
Su vientre se hinchará caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de pueblo.
Ese sería el castigo por su pecado. En este caso, vaso de agua es el vehículo a través del cual se transmitía maldición.
En cambio, si la mujer era inocente, no sufría ningún efecto dañino. De este modo, Dios vindicaba su virtud, y esposo no podía hacerle ninguna otra acusación. Su inocente la protegía de la maldición.
Las diferentes instancias que hemos dado establecen una importante verdad bíblica: en ciertas circunstancias, tanto bendiciones como las maldiciones pueden ser transmitidas por medio de objetos físicos. Por otra parte, si volvemos nuestra atención de las prácticas bíblicas a todas 1 diferentes formas de religiones falsas y del ocultismo, hay virtualmente límite para las formas que los objetos, físicos pueden convertirse en vehículos de maldiciones.
En Exodo 20:4-5, en el segundo de los Diez Mandamientos, Dios prohíbe expresamente hacer cualquier clase de ídolos o imágenes con propósitos religiosos, y advierte quienes quebranten este mandamiento traerán juicio no sobre sí mismos sino sobre, por lo menos, tres generaciones de sus descendientes:
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.
Bajo esta prohibición cae una amplia gama de objetos. En mi propio caso, que ya describí, los dragones chinos me expusieron a la influencia invisible de una maldición. Claro, que yo no tenía intenciones de venerarlos, pero representaban algo que había sido objeto de veneración idolátrica durante muchos siglos. Abrieron un canal que introdujo en mi hogar el poder maligno de la adoración pagana que había sido practicada durante milenios.
Más tarde, cuando repasé los acontecimientos, noté un efecto particular que aquellos dragones tuvieron sobre mí. No se limitaron a ser una barrera que me impedía adelantar hacia la bendición de la prosperidad, sino que tampoco me dejaban ver que la bendición estaba allí. Unicamente después de quedar libre de su influencia pude discernir por fe lo que Dios tenía preparado para mí.
Desde entonces he observado el mismo efecto en la vida de muchas personas que están bajo una maldición. La maldición no sólo les impide recibir la bendición que Dios les está ofreciendo, sino que tampoco les permite comprender que la bendición está ante ellos lista para cubrirlos. Unicamente cuando el Espíritu Santo hace brillar la luz de la Escritura en nuestra vida, empezamos a comprender la manera en que el diablo nos ha estado engañando y defraudando.