Palabra del Señor. Primera de Corintios, Capítulo 12, ya se lo saben de memoria, me imagino, ¿verdad? Ya ponen el dedo ahí con los ojos cerrados y bumm.. la Biblia se abre a Primera de Corintios, Capítulo 12.
Me ha tomado un poco más de tiempo de lo que anticipaba ir a través de este Capítulo pero es porque hay tanta sustancia, y tanto que aprender. Y yo creo que lo que estamos haciendo entre otras cosas es estableciendo los cimientos para el uso apropiado y la comprensión debida de los dones del Espíritu Santo, y cómo nuestra iglesia se ha de mover en ellos.
De esta manera, yo creo que ustedes también pueden escuchar mi corazón como pastor principal de la iglesia acerca de cómo yo creo que estos dones funcionan, y también pueden, yo creo, que discernir el gran respeto, la reverencia que tenemos por los dones del Espíritu Santo.
Y me curo en salud diciendo que lo que ustedes van a escuchar hoy, pensando lo que compartí esta mañana en el servicio de las 9 acerca del don de la profecía, no está en absoluto diseñado como para descorazonar a nadie o desanimar a nadie en el uso de ninguno de los dones, sino todo lo contrario, más bien, proveer sanas estructuras dentro de las cuales podamos dejar que estos dones se manifiesten.
Y nuestro deseo es todo lo contrario, es animar al pueblo de Dios a aprovechar y a usar y a moverse dentro de los dones sobrenaturales, todos son sobrenaturales, que Dios ha escogido para bendecir a su pueblo. Y como hemos dicho anteriormente, recuerden que cada don tiene una función específica y cada don está dado por Dios para la edificación del pueblo de Dios, es para edificar al pueblo.
Y recuerden también que hay diferentes dones, algunos de los cuales, yo creo, que ni siquiera han sido mencionados en los diferentes pasajes en Primera de Corintios 12, en Efesios 4, creo que es, en Romanos también, hay otros dones creo que es el Capítulo 12. Hay diferentes dones y esta es una lista de dones que podríamos llamar como abierta, clara, obviamente de índole sobrenatural, espectacular, pero hay otros dones que no son tan espectaculares, tan llamativos, podríamos decirlo así, pero que son muy, muy útiles y pienso por ejemplo en el don de la consejería.
¿Cuántos han leído jamás que haya el don de la consejería en la Biblia? Yo no he encontrado descrito el don de la consejería, sin embargo siempre he dicho, que es uno de esos dones que se necesitan en una forma extraordinaria en el tiempo que vivimos, en el siglo XXI.
¿Por qué? Porque en el mundo, y aún en la iglesia, hay mucha necesidad de sanidad emocional, hay muchos problemas de las emociones, hay muchas familias en dificultad, hay personas con problemas de depresión crónica, de ansiedad, de fobias, de diferentes tipos, de enfermedades psicosomáticas de toda índole, y hay mucha presión que trae la vida urbana, que trae el proceso inmigratorio, que trae el desajuste de las generaciones y todas estas cosas crean una gran necesidad de gente dotada por Dios para traer una palabra de sabiduría, una palabra de instrucción, una palabra de consejería y de sanidad emocional.
Y de paso, este viernes, se inició una serie de enseñanzas aquí en León de Judá por medio de un grant, un dinero del gobierno federal que conseguimos a través de Copani, con ayuda de León de Judá, es un dinero específico para entrenar, imagínese, el gobierno nos está pagando para entrenar consejeros laicos, cristianos para matrimonios.
¡Qué bendición! Hay como unas 60 personas de diferentes iglesias de toda esta área de la ciudad que escogidos por sus pastores, incluyendo varios pastores, como 6 ó 7 pastores que están tomando también clases que están dando gente de nuestra iglesia, mi esposa, Meche, la pareja de Luis y Ada Valles, y es una bendición tremenda. Yo di una de las presentaciones introductorias el viernes en la noche...
¿Y por qué hacemos esto? Porque creemos que Dios está distribuyendo dones de consejería, se necesitan esos dones, y estamos tratando de identificar por un proceso espiritual quiénes son esas personas en las iglesias y entrenarlas, darles conocimientos sólidos, bíblicos, pero también intelectuales, académicos y soltarlos en sus iglesias para que se levanten iglesias con una sensibilidad pastoral, con una sensibilidad de cuidado pastoral, que es tan importante.
Pero yo creo que ese es un don que Dios está levantando hoy en día, y se necesita gente con un corazón pastoral para dar consejería y que estén dotados por el Espíritu Santo, el mismo espíritu que da el don de sabiduría, de ciencia, de milagros, de sanidad, de interpretación de lenguas, de lenguas, de profecía, con esa dotación ministrándole al pueblo de Dios, y también a los inconversos.
Esta misma mañana vino una señora de fuera y dijo, ‘Yo supe que aquí en la iglesia dan consejería y a mi me gustaría, me mandaron aquí porque... y yo la remití a los hermanos Valles y asumo que ella fue allí y pudo hablar, porque hay mucha necesidad en el mundo y eso es necesario, es absolutamente necesario, y eso es algo evangelístico también.
Muchos de los dones son dados para ayudar a la iglesia en la predicación del Evangelio. Bueno, yo creo que una iglesia que da buena consejería, basada en la Escritura por medio de gente dotada por el Espíritu Santo, es una iglesia que va también a presentar una imagen muy atractiva del Evangelio.
Ahora bien, para los hermanos que nos visitan, para los hermanos que quizás han estado fuera de esta serie por una razón u otra, hemos estados discutiendo los diferentes dones que Dios da según los enlista el Apóstol Pablo en Primera de Corintios, Capítulo 12.
Y ya como ustedes saben, los que estaban aquí y estaban despiertos cuando yo estaba predicando, sabrán que hemos hablado acerca de la palabra de sabiduría, hemos hablado acerca de la palabra de conocimiento, gnoseos, ciencia; hemos hablado acerca de la fe que Dios da para propósitos sobrenaturales; hemos hablado de los dones de sanidades; hemos hablado también del don de milagros, el domingo pasado.
Y hoy vamos a hablar, si usted tiene allí su Biblia, en el Capítulo 12, versículo 10, acerca del don siguiente que señala Pablo que es el don de profecía. Es un don muy bello y de gran utilidad para el pueblo de Dios, y es un don misterioso.
¿Cuántos de ustedes habrán visto en algún momento en medio de un servicio, una persona levantarse, o en un momento de adoración exaltada y una persona levantarse o pasar al púlpito con el permiso del pastor, y pronunciar una palabra en nombre del Señor que tiene un origen evidentemente sobrenatural.
Es una palabra como que está declarando algo que viene directamente de Dios sobre la iglesia. Y la persona muchas veces puede hacerlo en una forma natural, como diciendo, hermanos, siento en mi espíritu que Dios me dice tal y tal cosa para esta congregación.
O puede a veces ser en una forma un poco más misteriosa, así dice Jehová, yo estoy con vosotros, etc. y lo que sea, en una forma como más formal, más Antiguo Testamento, digamos así.
Y muchos se han preguntado, bueno ¿qué es eso que está pasando allí, qué está sucediendo? Esto ..... algunos pensarán como que esto es adivinación o algo por el estilo y no saben bien qué se está haciendo.
Yo quiero en esta tarde tomar un tiempo para hilar fino, por así decirlo, e instruir a nuestros hermanos acerca de cómo nosotros vemos el don profético, y cómo creemos, según la Biblia, que ese don se debe administrar, por así decirlo, y manejar en el poder del Espíritu Santo.
Y quiero ser, como muy sistemático, porque escribí unas cosas aquí porque quiero ser bien estructural y organizado en la forma en que le voy a presentar estar verdad del Señor. Primeramente vayamos a una definición. El Apóstol Pablo dice aquí:
“... a otro el hacer milagros, a otro profecía....”
¿Qué es profecía, qué es el don profético?
Escuchen esta definición, para mi el don de profecía es la habilidad especial que Dios le da a miembros del cuerpo de Cristo para recibir y comunicar un mensaje inmediato de parte de Dios. Voy a añadir algo más, pero para que ustedes no.... no elaborar demasiado para que tengan tiempo de procesar esa parte, lo voy a repetir.
El don de profecía es la habilidad especial que Dios le da a miembros del cuerpo de Cristo para recibir divinamente, del trono de Dios y comunicar un mensaje inmediato –esa palabra es importante, un mensaje salido del horno, salido del corazón de Dios, salido de la boca de Dios- de parte de Dios –y aquí viene la segunda parte- a un individuo, -porque puede ser, ¿cuántos han recibido a veces una palabra de alguien para usted personalmente?- .... un individuo, a un grupo de personas..... – porque la palabra profética se puede dar, por ejemplo, en el contexto de un lindo tiempo donde un grupo de hermanos allí reunidos pueden, de hecho inclusive, desarrollar más el don profético en un ambiente controlado, pequeña escala, inofensivo hasta cierto punto, y entonces puede ser en el contexto de un grupo también,- .... o a una iglesia, a una comunidad total, a una congregación.
Es decir, “.......a un individuo, un grupo de personas, una iglesia para un propósito específico....”
¿Y cuáles pueden ser algunos de esos propósitos que cumple una palabra profética? Por ejemplo, puede ser para confrontación, porque yo creo que hay una dimensión que tiene el don profético de confrontar y vemos, por ejemplo, en la Escritura que muchas veces los profetas de Dios confrontaron al puede de Israel con una palabra, ya fuera porque habían abandonado la adoración de Jehová, y se habían ido detrás de otros dioses, habían permitido que la injusticia cundiera en la sociedad y que el pobre fuera descuidado, los ricos se beneficiaran injustamente.
El profeta Amos, por ejemplo habló mucho acerca de la justicia social. Vemos por ejemplo, en Isaías, en los primeros sobretodo 39, 40 Capítulos hay mucha confrontación y mucha demanda del pueblo de Dios de que vuelvan a los caminos del Señor, etc.
Entonces puede ser para confrontación y hay un lugar en la vida del pueblo de Dios, aún en la predicación y otras cosas, para hablar palabras fuertes también. Muchas veces queremos solamente que la predicación sea pasándole la mano a la gente por la espalda y por la cabeza, pero hay veces que la palabra de Dios confronta y es más cortante que toda espada de dos filos. ¿Cuántos dicen amen? ¿Verdad?
Entonces, la profecía puede ser para confrontación, pero también puede ser para edificación. El Apóstol Pablo habla de para edificar, para consolar, para exhortar. La edificación puede ser a través de una comunicación de doctrina, inclusive de parte de Dios, y vamos a añadir más adelante acerca de eso, de doctrina, en qué sentido, pero puede ser una palabra de corrección en las prácticas que está teniendo en la iglesia, que es edificar.
Puede ser para fortalecer los cimientos espirituales de la iglesia, pero de todas maneras, es para edificar y fortalecer y apuntalar bien la vida de una congregación y puede ser también para consolación.
Tenemos palabra de los profetas, ‘.... consolaos, pueblo mío...’. Y qué maravilloso es, en el mismo libro de Isaías, por ejemplo, la segunda parte del libro de Isaías siempre me ha tocado porque es una palabra de ánimo en medio de palabras también de confrontación.
Yo pienso también en las palabras de Jeremías al pueblo de Israel cuando se encuentran en Babilonia, exiliados por su mal comportamiento y allí están deprimidos y se sienten como que Dios los ha abandonado y que ya no quiere saber de ellos y que por eso los ha botado de su tierra, y se están desesperando y deprimiendo y el Señor les envía palabra a través de Jeremías.
En Jeremías 29 se encuentra esa carta de amor de parte de Dios. El Señor les dice:
‘...Hijos míos, no se depriman en la tierra donde se encuentran porque al cabo de 70 años yo los voy a sacar de esa tierra y los voy a volver a regresar a su tierra nativa. Y mientras tanto no decaigan en su ánimo y tampoco decaigan en el número de ustedes, sino que tengan a sus hijos en casamiento y compren casas y hagan hortalizas, y coman del bien de la tierra.
Y no solamente eso, sino que también oren por la paz de la ciudad donde ustedes se encuentran porque en la paz de la ciudad también ustedes encontrarán su paz....’
¿Cuántos de nosotros los inmigrantes echamos pestes de que estamos en Boston y que el frío y que la nieve, y que ya estoy loco por irme de este país, y esto y lo otro? Mire, en vez de estar refunfuñando allí, bendiga la ciudad donde usted se encuentra. Amen. En vez de estar echando pestes de la gente y de lo mala que están y pidiendo que Dios envíe fuego y destruya, pida bendición para el presidente, aunque no le guste y se tenga que ..... Señor, bendícelo, por favor... pero bendígalo en el nombre del Señor, porque la palabra dice que oremos por nuestros gobernantes.
Y el Señor los consuela y les dice, hey, sean una gente de bendición, no solamente aguanten allí con los dientes apretados, sino que bendigan a la ciudad también y oren por ese Nabucodonosor, quien fuera que estaba en el poder, que solo el nombre dice que no es una buena gente, pero oren por él aunque sea, ¿verdad? Porque hay una palabra en ese caso de consolación de ánimo.
La profecía también puede ser para dar dirección. Hay momentos en que el pueblo de Dios necesita... están en una encrucijada y no sabe a dónde ir y se necesita la palabra de Dios que venga para canalizar. Vemos muchos casos en el Antiguo Testamento, también, donde el pueblo de Dios no sabía qué hacer ante un enemigo poderoso que venía y se levanta una palabra profética en medio de la congregación, y dice: ‘Así dice el Señor, la batalla no es de ustedes, sino es mía.
Párense firmes, adórenme y yo traerá una gran victoria este día’. Y el pueblo de Dios escucha a los profetas y es bendecido, viene gran victoria, viene gran liberación y el pueblo entra y recoge despojos hasta la saciedad. Porque hubo palabra de dirección.
Dios quiere darle dirección a su pueblo por y eso a veces levanta una palabra profética. Y nosotros tenemos que estar ansiosos muchas veces de recibir una palabra que nos de dirección, puede ser para dar instrucciones también, que es la misma cosa, en cierto sentido.
Yo les decía a los hermanos, yo me he beneficiado a través de los años en mi ministerio de impresiones proféticas que Dios ha dado a mi vida, de palabra profética a través de otros o también a través de impresiones que él me ha dado a mi para dirigir y guiar mi vida.
Les hablaba a los hermanos, cuando yo estaba en la universidad de Harvard en mi segundo año, recibí una grabación que me envió una señora que es una de las pocas personas que yo digo que verdaderamente, yo puedo decir con toda seguridad que es una profetiza de Dios, la hermana Rosa, ahora no recuerdo su apellido, de Puerto Rico, Brooklyn. Nosotros nos criamos, si. Esa hermana me envió un cassette, en esos tiempos los cassettes era el último grito de la moda tecnológica, imagínese cuántos años tendré yo. Oren por mí, hermanos.
El caso es que ella me envió un cassette donde había una palabra allí de que Dios me había llamado al ministerio y todavía yo creo que ese cassette está en alguna parte por ahí que yo lo tengo. Ya estará lleno de moho me imagino, pero está por ahí en algún sitio.
Y esa palabra tocó mi corazón y yo creí esa palabra, la escuché. Era un tiempo que Dios estaba obrando en mi vida, el caso es que Dios comenzó a moverse. Ahí es que yo comencé a asistir a lo que hoy en día es congregación León de Judá, en el año 1982.
Y estuvimos 6 meses en el South End, y de ahí nos movimos Cambridge, donde Dios nos proveyó un edificio precioso y estuvimos 15 años. Yo todavía era laico en ese tiempo, y el pastor Juan Vergara fundó la iglesia, y en noviembre del 82 nos movimos a la ciudad de Cambridge.
Yo les decía a los hermanos, y quizás he compartido esto con ustedes, pero lo comparto ahora a la luz de lo que estoy diciendo, que cuando yo me paré, en el curso de esos 6, 7 meses, esta gente era gente de fe, me hicieron maestro de escuela dominical, imagínense.
Era gente que creía que Dios puede hacer cualquier cosa, y entonces... Mary y Chago conocen de ese tiempo que estuvieron por allá. El caso es que, pero esto fue un poquito antes de que ustedes llegaran, de hecho, y Meche.... no nos habíamos casado. Es más, Meche ni siquiera era evangélica. Imagínense eso, hermanos, si ha pasado tiempo. Pero era mi prometida, ya nos íbamos a casar.
Y yo me paré al frente en un púlpito con unas 15 personas, más o menos, la primera vez que teníamos escuela dominical allí, y yo sentí clamor una carga que descendió sobre mi espíritu y yo no soy persona muy mística, ¿sabe? Pero Dios a veces, de vez en cuando, se equivoca y me habla. Yo no se qué es lo que pasa con él pero...
El caso es que fue descendió sobre mí una impresión que me cubrió como una cortina. Y en mi mente, yo interpreté lo que sentía como de esta manera, que el Señor me decía, ‘Esta iglesia se ha plantado para que tu la pastorees’.
Y yo les digo, hermanos, con toda honestidad, yo no tenía el menor deseo de ser pastor, ni la sospecha de que Dios me quería pastoreando, de todas las cosas que yo me veía haciendo, jamás en el pastorado. El caso fue que yo recibí eso, lo compartí con Meche, que también tuvo en su propia manera, una palabra similar a la mía, que le decía que ella iba a ser esposa de un pastor, que yo no creo que ella quería eso en ese tiempo.
Ya Dios ha obrado en su vida y se ha resignado, la pobre, ya a la situación.
Pero el caso fue que, de nuevo, fue apenas en noviembre del 82 y un año y pico después, un año y medio, un poquito más quizás, el pastor Vergara anunció que se tenía que regresar a Puerto Rico con su esposa, tenían unos compromisos allá, pero ya Dios había estado obrando en mi vida.
Esa palabra que yo había recibido, la palabra de la hermana Rosa Ramos, se llamaba ella, todas estas cosas, porque a veces la palabra profética lo que hace es como que te da un marco interpretativo dentro del cual vivir tu vida y tu ministerio.