La Ley y sus Propósitos
"Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quedye bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado." Romanos 3:19,20
1. Alcance la Ley: Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley. La Ley es de Dios y expresa Su voluntad. Un resumen de esa Ley son los 10 mandamientos o Decálogo. Esa Ley no es sólo para los judíos, también para los gentiles, sean estos griegos, chinos, egipcios, americanos, africanos, etc. O sea la Ley de Dios alcanza tanto a judíos como gentiles.
Puede que los pueblos de otras culturas nunca hayan leído la Biblia y desconozcan los mandamientos de Dios, pero saben lo que es bueno y lo que es malo, por dos razones: a) Dios ha puesto en todo ser humano una conciencia que juzga moralmente. La conciencia es la capacidad de percibir y juzgar la propia existencia.
"Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor." (1 Corintios 4:3,4)
"Como creyente que soy en Cristo, estoy diciendo la verdad, no miento. Además, mi conciencia, guiada por el Espíritu Santo, me asegura que esto es verdad" (Romanos 9:1 DHH)
b) Heredamos de nuestros primeros padres el conocimiento del bien y del mal.
"sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal." (Génesis 3:5)
"Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales." (Génesis 3:7)
2. Todos bajo la Ley: para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. Dios ha hablado y el hombre debe callar y obedecer. No podemos defendernos ni argumentar delante de Dios. Él nos conoce hasta lo más profundo y sabe cuáles son nuestros pecados.
Sean judíos conocedores y estudiosos de Su Ley, considerados pueblo de Dios, hijos de Abraham y seguidores de Moisés, son pecadores y están bajo juicio. Sean católicos, auto considerados ellos la Iglesia auténtica, edificada sobre Pedro, marianos y con miles de santos, hacedores de buenas obras, son pecadores y están bajo juicio.
Sean musulmanes, seguidores de Mahoma, adoradores de Alá, Compasivo y Misericordioso, orantes cinco veces al día, practicantes de la limosna, el ayuno en Ramadán y la peregrinación a la Meca, son pecadores y están bajo juicio.
Sean protestantes y evangélicos, conocedores de la Palabra de Dios, nacidos de nuevo, llenos del Espíritu Santo, cumplidores de diezmos y ofrendas, de oración constante, evangelizadores, también son pecadores y están bajo juicio.
Todos los seres humanos, de toda raza y religión, estamos bajo el juicio de Dios, por tanto necesitamos arrepentirnos, pedir perdón al Señor y convertirnos a Él, para alcanzar misericordia.
Nuestras obras, nuestras religiones, nuestras denominaciones, nuestras iglesias y doctrinas no nos salvarán. Lo único que puede salvarnos es la fe en la Persona de Cristo.
3. Las Obras de la Ley: Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él
Podemos esforzarnos por cumplir los 10 mandamientos pero por la naturaleza pecadora será muy difícil que podamos cumplirlos todos a la perfección. Siempre fallamos en algo. Aún los más "santos" pecan de pensamiento o de omisión. No somos justos y no podemos justificarnos delante de Dios.
4. Propósito de la Ley: Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado
Dios entregó la Ley al ser humano para dar a conocer Su voluntad, lo que para Él es una conducta perfecta. Tras cada mandamiento hay un principio que debemos descubrir. Por ejemplo "no robar" nos indica el principio de honestidad. No se trata de sólo no quitarle a escondidas un objeto valioso a alguien.
Podemos robar cosas, ideas, apropiarnos de dinero, de algo que no es nuestro, tomar el cargo de otro, no pagar impuestos o robar y engañar al Estado, robar la autoría de una obra, el lugar que corresponde a otro, los honores de otra persona, etc.
Todas estas son acciones deshonestas que no agradan al Señor. Así es que la Ley nos indica la virtud pero también el pecado. En última instancia la Ley es como un espejo en que nos miramos, cotejamos lo que tenemos y lo que nos falta, reconociendo así que somos pecadores.
La Ley es semejante a la modelo del artisfa en que éste debe copiar cada rasgo de ella. Es el modelo de comportamiento que Dios nos da. El único ser humano que ha representado a la perfección ese modelo es Jesucristo. Todos los demás somos imperfectos y necesitamos que Dios, como el mejor escultor, modele nuestro barro a semejanza del Modelo, que es Jesús. ¿Qué le enseña esta Palabra sobre su servicio al Señor?