La Práctica de la Oración
¿Estás listo para orar con eficacia? ¿Has aprendido a orar como debes? Si no, no te desesperes. La oración es algo que se puede aprender. El profesor Donald Whitney, del Seminario Teológico Bautista del Sur, da un excelente consejo: «Si alguna vez has aprendido un idioma extranjero, sabes que la mejor manera de aprenderlo es cuando realmente lo tenemos que hablar.
Eso mismo es cierto con respecto al «idioma extranjero» que es la oración. Hay muchos recursos de calidad para aprender a orar, pero la mejor manera de aprender a orar es orando».
El gran director de orquesta Arturo Toscanini iba un día caminando por una acera de Manhattan cuando alguien lo detuvo para preguntarle cómo podía llegar al Carnegie Hall. Toscanini le respondió: «Practique, practique, practique».
Así sucede también con la oración. La mejor preparación para una vida espiritual triunfante consiste en orar, orar, orar. Para que seas un Vencedor, te exhorto a que comiences una vida de oración activa y perseverante.
Esto significa dedicarle tiempo. Significa desarrollar el hábito constante de conectar tu mente con Dios en tus momentos de vida privada y cuando estás en movimiento. Significa deshacerte de las distracciones. Significa hallar un lugar donde puedas orar sin que te interrumpan.
Después de convertirse en primer ministro de Inglaterra, Winston Churchill se sintió cada vez más preocupado por la capacidad de su Gabinete de Guerra para trabajar con eficacia si Alemania atacaba desde el aire, tal como se esperaba. Él quería saber cómo podría funcionar el núcleo central de su fuerza militar con seiscientas toneladas de bombas cayendo por todas partes a su alrededor.
Los estrategas trazaron planes de evacuación para los que ocupaban el poder, pero Churchill no quiso huir de Londres. Por eso, se ideó otro plan. Se reacondicionaron una serie de cuartos de almacenaje que había debajo del Edificio de la Oficina de Obras Públicas para convertirlos en un puesto de mando militar ultrasecreto.
Este edificio, ubicado entre el Parlamento y el número 10 de la calle Downing, era la estructura más fuerte de esa zona. Los obreros lo reforzaron con más hormigón e instalaron lo último en sistemas para asegurarse de que la comunicación continuara sin impedimentos, aunque Londres fuera bombardeada.
En mayo de 1940, Churchill visitó su refugio subterráneo y declaró: «Este es el cuarto desde el cual yo voy a dirigir la guerra». Apuntando con uno de sus regordetes dedos al escritorio, añadió: «Y si se produce la invasión, allí es donde yo me voy a sentar: en esa silla. Y allí estaré sentado hasta que se rechace a los alemanes [. . .] o ellos me saquen muerto de este lugar».
Durante los cinco años siguientes, esos cuartos subterráneos fueron el centro nervioso de la Guerra, y su existencia fue un secreto celosamente guardado. La comunicación entraba y salía constantemente de ellos. Desde allí, Churchill fue guiando el conflicto, llamando a sus líderes Aliados y bramando en sus famosos discursos radiales a la nación. Desde allí tenía acceso directo al mundo.
Jesús nos dijo en Mateo 6.6 que entremos en nuestro «cuarto» para orar a nuestro Padre en secreto. Se estaba refiriendo a los cuartos de almacenaje que había en los hogares israelitas del siglo primero. En aquellos días, las casas estaban llenas de niños y de animales y la vida privada era muy escasa.
Sin embargo, la mayoría de las casas tenían un cuarto dedicado al almacenaje de los víveres. Solía ser un cuarto pequeño, repleto de cosas y sin manera de calentar el ambiente. Pero eran lugares donde se podían encontrar unos pocos momentos de paz y de silencio para orar.
Jesús estaba diciendo que, a los creyentes, esos lugares tan humildes les proporcionaban el acceso directo a la presencia misma de Dios. Eran unos complejos seguros de comunicaciones donde se podían presentar y recompensar las oraciones.
Cuando te dediques a la oración, hallarás muchas maneras de llenar de ella tu vida. Ora de las formas que te sean más naturales, y después, haz que tu práctica de oración crezca y madure continuamente. Llena tu vida con la gozosa disciplina que es orar sin cesar. Esa es la manera de prepararte para la comunicación con tu Comandante cuando entres diariamente en batalla. Esa es la manera de convertirte en un Vencedor.