A mitad de la década de 1980, un líder de la iglesia Satánica en Norteamérica fue entrevistado en la televisión. Se le preguntó si era verdad que los satanistas practicaban los sacrificios humanos.
El replicó: “Nosotros ejecutamos sacrificios humanos por poder, pudiera decirse, la destrucción de seres humanos que pudieran, digámoslo así, crear una situación antagónica hacia nosotros, en forma de maldiciones y embrujos”. Este cargo no fue hecho por algún crítico hostil; él mismo lo admitió voluntariamente.
En Israel, bajo la ley de moisés, esto hubiera sido castigado con la muerte. En nuestra cultura contemporánea, sin embargo, las prácticas ocultistas no son un delito, y no implican un castigo, incluso si se usan para matar personas.
La declaración del satanista citada arriba revela el uso de las maldiciones y embrujos para matar personas, pero en modo alguno los absuelve del cargo de realizar sacrificios humanos.
El siguiente reportaje del New York Times del 12 de abril de 1989, contiene evidencia repugnante proveniente de Matamoros, México: El martes funcionarios (mexicanos y norteamericanos) encontraron los cuerpos de doce personas, incluso el de un estudiante de la Universidad de Texas de 21 años que había desaparecido aquí hacía un mes, en ocho rústicas tumbas en un (rancho remoto cerca de la frontera norteamericana).
Hoy, en una conferencia de prensa aquí en Brownsville, Texas, los funcionarios dijeron que los responsables de los asesinatos eran una pandilla de narcotraficantes, que consideraban que los sacrificios humanos serían “un escudo mágico” que los protegería de la policía.
Entre los sospechosos todavía sin capturar, está un acusado de contrabando de drogas identificado como Adolfo de Jesús Constanzo, nativo de Cuba, a quien los otros llaman el padrino.
La policía dijo que él ordenó los asesinatos rituales, señalando al azar en las calles de la ciudad a hombres jóvenes para que sus seguidores los secuestraran, los asesinaran y los mutilaran en el rancho.
Los funcionarios describieron los asesinatos como una torcida mezcla de sacrificios y magia negra de Haití, Cuba y Jamaica.
También había informes de varios lugares en los Estados Unidos del sacrificio de bebés y niños pequeños, llevados a cabo por satanistas como parte de sus rituales.
El blanco primordial de las maldiciones satánicas y otras armas ocultistas son los servidores de Dios y de Jesucristo. Los satanistas reconocen correctamente quienes son sus principales enemigos, y de acuerdo con eso, dirigen sus ataques contra ellos. Esto queda ilustrado gráficamente por un incidente que me relató un ministro amigo.
Una mujer cristiana conocida de mi amigo estaba comiendo con su familia en un restaurante en Nueva Orleáns, considerado como el centro espiritual de la hechicería en los Estados Unidos.
Mientras estaban a la mesa, se dirigieron a ellos unos satanistas que habían entrado al restaurante para “testificar” de la misma forma que algunos cristianos podrían hacerlo, yendo de mesa en mesa.
Estaban en el acto de reclutar personas para el satanismo y mostraron a la mujer un tratado impreso para el año 1988, subrayando el siguiente programa mundial de seis puntos, que sería acompañado por ayuno y oración (¡):
1. Que el Anticristo se manifestara muy pronto.
2. Que los ministros, líderes y misioneros cayeran.
3. Que los ministerios y las obras de Dios fueran destruidas.
4. Que los cristianos se volvieran satisfechos de sí mismos, queriendo la paz por sobre todas las cosas, y buscaran iglesias que no predicaran un evangelio completo con pastores que se mantuvieran tranquilos sin importar de qué pecado se tratara.
5. Que los cristianos dejaran de ayunar y de orar.
6. Que no se hiciera caso de los dones del Espíritu Santo.
Esta no es más que una de muchas evidencias que la Iglesia de Jesucristo está actualmente bajo un intenso y sistemático ataque de fuerzas de Satanás. ¿Qué puede hacer la iglesia?
Cristo derrotó a Satanás en la cruz. ¿Cómo podemos, ante todo, defendernos; y después hacer de la victoria de Cristo una realidad diaria en nuestra vida personal y en nuestras iglesias?
La historia del intento de Balaam de pronunciar una maldición sobre Israel proporciona algunas ideas aclaradoras. Dios intervino a favor de Israel y cambió la maldición propuesta en una bendición. ¿Qué vio Dios en la conducta de Israel en aquel momento que lo movió a tomar partido en su favor contra Satanás?
He aquí algunos factores importantes que juntos atrajeron el favor de Dios sobre su pueblo:
1. El pueblo de Israel marchaba en cumplimiento de los planes de Dios para ellos.
2. Ellos eran guiados sobrenaturalmente, día y noche, por una nube y una columna de fuego. Esto corresponde a la dirección del Espíritu Santo para los creyentes del Nuevo Testamento. (Ver Romanos 8:14)
3. Eran una nación bajo disciplina, con líderes designados por Dios y leyes dadas por Dios.
4. Sus relaciones estaban cuidadosamente ordenadas de acuerdo con un patrón divino. Este patrón armonioso de relaciones fue hermosamente descrito en la propia visión que Balaam ofrece de ellos en Números 24:5-6:
¡Cuán hermosas son sus tiendas, oh Jacob, tus habitaciones, oh Israel! Como arroyos están extendidas, como huertos junto al río, como áloes plantados por Jehová, como cedros junto a las aguas.
Es obvio que esta no fue una descripción literal de Israel, puesto que en aquel momento ellos estaban acampados en un área desértica.
5. Mucho de lo anterior se debió al hecho de que entre ellos se había purgado toda una generación de israelitas incrédulos y desobedientes (Ver Números 26:663-65)
¿Cuáles son las lecciones que hay que aprender de esta descripción de Israel? Sus características principales pudieran resumirse así: Israel era una comunidad ordenada, disciplinada y guiada divinamente, viviendo en armonía unos con otros. En otras palabras: Israel no era sólo una asamblea de individuos que “hacía cada uno lo que se le antojaba”.
Dios no ha cambiado en lo que se refiere a lo que busca en su pueblo; ni Satanás ha cambiado en sus tácticas contra el pueblo de Dios. Si la iglesia no llena ahora los requisitos para recibir el favor y la protección de Dios, hay un solo remedio: la iglesia tiene que cambiar.
Por desgracia, el relato de la estrategia de Balaam contra Israel no termina con una victoria total para Israel. Habiendo fracasado en su intento de poner una maldición sobre Israel, Balaam recurrió a una segunda táctica:
Aconsejó a Balac que usara a las mujeres moabitas como trampa, a fin de seducir a los hombres de Israel, primero, para que cayeran en la inmoralidad sexual y, segundo, en la idolatría. Si bien el primer intento de Balaam falló, su segunda táctica triunfó.
Después de eso, no hubo necesidad de pronunciar maldición alguna sobre los israelitas. Con el quebrantamiento del primer mandamiento de Dios, trajeron la maldición del propio Dios sobre sí mismos, y 24.000 de ellos perecieron (Ver Números 25). En Números 31:16, Moisés declara específicamente que esto se produjo por causa del consejo de Balaam.
En 1 Corintios 10:8 Pablo sostiene que este incidente es una advertencia para los creyentes en el Nuevo Testamento. Las tácticas engañosas de Balaam son también mencionadas en tres otros pasajes del Nuevo Testamento: 2 Pedro 2:15-16, Judas 11 y Apocalipsis 2:14.
Es obvio que la estrategia de Balaam contra Israel contiene importantes advertencias también para los creyentes del Nuevo Pacto. La lección central es simple: los cristianos que están viviendo en obediencia disciplinada a Dios y en armonía unos con otros pueden contar con Dios para su protección contra Satanás.
Pero los cristianos indisciplinados, desobedientes y que no están en armonía, pierden su derecho de implorar la protección de Dios.
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