Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo (Ef. 4:32).
γίνεσθε δὲ εἰς ἀλλήλους χρηστοί, εὔσπλαγχνοι, χαριζόμενοι ἑαυτοῖς, καθὼς καὶ ὁ θεὸς ἐν Χριστῷ ἐχαρίσατο ὑμῖν.
La gracia de Dios exige el virtuoso carácter y conducta de los cristianos en comunión los unos con los otros. Que Dios esté en Cristo y redima en Él nos requiere moralmente que seamos cristianos en nuestro ser y en nuestro hacer. La inspiración y el modelo para nosotros, y para nuestras acciones, es Dios en Cristo. Así como Él ha tratado misericordiosamente con nosotros, nos toca también actuar con misericordia los unos con los otros. Esta es la lógica indicativa-imperativa del evangelio de la santificación.
Las definiciones adecuadas de las palabras de un versículo, dentro de su contexto, no son lo único indispensable en una sana interpretación bíblica; la gramática y la sintaxis son imprescindibles también, y se han de trabajar en las lenguas originales, en este caso, el griego. Consideremos brevemente la gramática griega en una traducción literal de este versículo:
Sed/a/unos/con otros/amables/misericordiosos/perdonándoos/unos a otros/
Así como/también/Dios/en/Cristo/perdonó/os .
«Sed» es la segunda persona plural del verbo, conjugado en el presente del imperativo. El sentido es: «Todos vosotros [los cristianos], sed [lo que sigue], porque este es vuestro deber».
«A» es una preposición primaria que significa hacia. Mirar, más allá de uno mismo, a los demás. Aquí, los demás son la comunidad cristiana [la iglesia].
«Unos con otros» señala reciprocidad, «expresa una acción mutua o una relación» . Estas virtudes son deberes de todos y cada uno de los miembros individuales de la iglesia en su relación con todos los demás.
Cada simple hilo de la compleja red de relaciones en una congregación cristiana ha de caracterizarse por estas cosas. Cada cristiano individual debe estar orientado hacia todos y cada uno de los demás cristianos y tratarlos de la forma que aquí se describe. El lenguaje y su doctrina no admiten excepciones.
«Amable» es un adjetivo que modifica el verbo «ser» que da comienzo al versículo. Describe cuál debe ser la disposición y la actitud del alma del cristiano. Aquí tiene el sentido de ser algo, «ser moralmente bueno y benevolente; [específicamente,] amable, amoroso, benevolente» , y, además, «clementes».
«Misericordioso» es otro adjetivo con la misma forma gramatical y relación sintáctica que «amable». «Misericordioso» es una metáfora útil; de forma abstracta, la idea es compasión. Pertenece «a tener tiernos sentimientos por alguien» . Une los dos sentimientos de «ser afectuoso y compasivo».
«Perdonándoos» es un participio, es decir, un adjetivo verbal, aquí con una relación sintáctica especial con la palabra siguiente «unos a otros». Significa «mostrarse clemente perdonando una ofensa, perdonar, perdón» , y «perdonar basándose en la actitud clemente de uno hacia un individuo».
«Unos a otros» es un pronombre reflexivo, un «marcador de relación recíproca», básicamente el mismo significado que el anterior «unos con otros», que aquí varía por razones de estilo.
«Así como» es una conjunción comparativa que «sugiere una analogía o comparación entre las ideas relacionadas o que dice cómo ha de hacerse una cosa».
Colosenses 3:13 es conceptualmente muy similar: «Soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros».
«También» es una conjunción que relaciona el ejemplo de Dios con nuestro deber.
«Dios» (gr. θεὸς, Theos) es el término general del Nuevo Testamento para Dios.
«En» [Cristo] es una preposición y «marcador de posición», usado aquí de forma abstracta. Dios es manifiestamente misericordioso al revelarse a sí mismo y actuar en la persona y la obra de Cristo.
«Perdonó» es, básicamente el mismo término griego traducido «perdonándoos» anterior, con la connotación de «dar gratuitamente como favor, dar misericordiosamente».
«Os» es también un pronombre de la segunda persona plural; aquí, señala a los cristianos a los que se está dirigiendo.
Consideren lo misericordioso que Dios es y ha sido con ustedes en la persona y en la obra de Cristo. Su gracia es extraordinaria y sumamente buena. Es la misma clase de disposición y trato que ustedes deberían tener hacia los demás cristianos (cf. Ef. 5:1-2). Esto es bastante opuesto a los vicios que se prohíben en el versículo anterior (Ef. 4:31). Deben ustedes ser amables y misericordiosos, perdonándose unos a otros, no para ganar o adquirir la gracia comparable de Dios, sino como receptores de la misma, y agradecidos adoradores, gracias a ella.
Debe haber una semejanza real entre la disposición de Dios a perdonar y el perdón del cristiano. Que el cristiano perdone a los demás debe ser algo tan gratuito y completo como el perdón que Dios da, que pone a un lado los pecados de la persona, tan lejos como el este está del oeste, y ya no los tiene más en cuenta en contra de la persona.
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