Hace tiempo estaba pensando acerca de este concepto, del hogar. Comencé a preguntarme: Si mi cuerpo físico necesita ir regularmente a casa con el fin de estar saludable, ¿mi alma también? ¿Tendrá mi alma un hogar? Si este cuerpo externo, tangible y tridimensional necesita un espacio para simplemente reposar y ser él mismo, ¿qué hay de mi interior?
Entonces me hice una última pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que mi alma estuvo en casa?
Eran preguntas extrañas. Reflexiones aleatorias en un momento de melancolía. Pero terminaron llevándome en una travesía que cambió mi manera de acercarme a Dios y a la vida. Se convirtió en una exploración y descubrimiento de cómo vivir la vida saludable y plena que yo creo que Dios quiere que tengamos.
Entre más estudiaba las ramificaciones e implicaciones del alma en la Escritura, más cuenta me di que nuestra alma es esencial para nuestra existencia, y de que un alma saludable es de suprema importancia para una vida saludable.
Usted puede tener millones en el banco, un Maserati en el garaje y más seguidores en las redes sociales que el papa, pero a menos que su alma esté saludable, no será feliz. De hecho, el papa sí está en las redes sociales, en caso de que se lo esté preguntando. Pero no creo que esté en Snapchat. Qué mal. Lo añadiría si tuviera una cuenta; eso sería maravilloso.
Pero usted me entiende.
De igual manera, usted podría estar batallando en las circunstancias más dolorosas y confusas de su vida, pero si su alma es sana, usted estará bien. Encontrará la fuerza y la esperanza que necesita para capotear las tormentas.