Demorar los objetivos es el deleite del diablo.
El momento más importante de su vida es este. No deje que la duda y la demora impongan su destino. La demora es el síntoma, el temor es el problema. Cuando aplaza sus tareas, le da deleite al diablo.
Sea celoso de su tiempo; es su mayor tesoro. Las ideas tienen vida corta, por eso hay que usarlas antes de la fecha de expiración.
çLa dilación es la capacidad de quedarse al día con el ayer. «Aunque ande en la vía correcta, le atropellarán si se queda sentado en el lugar», dice Arthur Godfrey. Demorar una cosa simple la vuelve complicada, y demorar algo difícil lo vuelve imposible.
La obediencia a Dios es el método de provisión divina para su vida. «Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra» (Isaías 1.19). La obediencia trae bendiciones. Demorar la obediencia es desobediencia. La obediencia significa inmediatamente. El desánimo siempre sigue a la decisión de posponer una tarea.
Hoy es el día en que debe comenzar. Siempre es demasiado temprano para parar. Muchas veces no es necesario entender, simplemente hay que obedecer. El método más fácil para salir del pozo es obedecer a Dios. Hay un motivo por el cual Dios le reveló hoy el concepto. «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5.29).
Matar el tiempo no es homicidio, es suicidio. Hay dos cosas que roban la paz a las personas: el trabajo inconcluso y el que no se empieza
Elegir la obediencia a los hombres es lo que impide que obedezcamos a Dios de inmediato. Debe ser rápido en obedecer, haciendo sin demora lo que hay que hacer. Lo que la mayoría de las personas necesitan es un reloj despertador que suene cada vez que hay que levantarse para ponerse a la altura de las circunstancias.
¿Por qué no somos tan rápidos en aprovechar las oportunidades como lo somos en sacar nuestras conclusiones? La dilación es la tumba en que enterramos a la oportunidad. Cualquiera que alardea de lo que hará mañana, quizás hizo lo mismo ayer.
Son pocas las cosas muy peligrosas para el carácter de una persona como la de no tener nada que hacer y contar con mucho tiempo para llevarlo a cabo. Matar el tiempo no es homicidio, es suicidio. Hay dos cosas que roban la paz a las personas: el trabajo inconcluso y el que no se empieza.
La oportunidad muchas veces se pierde en la lentitud. «Las buenas resoluciones son como los niños que lloran en la iglesia; deben llevarse afuera de inmediato», dice Charles M. Sheldon. Agarre cualquier dificultad a primera vista, porque mientras más la mire, más grande se vuelve. Cuanto más pereza tenga una persona, más tendrá que hacer mañana. La tragedia de la vida no es que termina muy pronto, sino que esperamos mucho para empezarla.