Después de escapar de la gente de arena, Luke Skywalker se encuentra en el planeta de Tatoil con Obi Wan Kenobi. Luke acaba de descubrir que Obi Wan es un caballero Jedi que ha luchado en las Guerras Clone con el padre de Luke. Obi Wan le da una espada láser que perteneció a su padre, y en el transcurso de la conversación menciona «la fuerza».
«¿La fuerza?», dice Luke.
Obi Wan responde: «Bueno, la fuerza es lo que le da al Jedi su poder. Es un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea y nos penetra. Mantiene unidas a las galaxias».
Ese concepto de fuerza que vimos en la popular serie de películas de La guerra de las galaxias tiene algo muy conocido. Mucha gente se imagina que Dios es «la fuerza». La imagen que tienen de Dios es la de una fuerza impersonal o alguna forma de energía sin rostro que misteriosamente rodea y guía el Universo. Pero eso es un mito.
Por supuesto que Dios rodea y guía el Universo. Él es omnipresente. Él es Espíritu. Pero no es una fuerza misteriosa ni una forma de energía que simplemente está ahí afuera en algún lado. No es una «cosa» ni un «algo». Lo sorprendente acerca de Dios es que Él es un Dios personal.
«Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan» (Proverbios 8.17). Nota los pronombres que Dios usa al referirse a sí mismo. «Yo… me… me… me». ¿Acaso suena esto como una «energía cósmica?»