Hay dos factores que no puedo dejar de destacar: riesgo y disciplina.
Quizás entendiste todo lo que traté de comunicarte y hasta puedes haberte emocionado. Pero, si no agregas estos dos condimentos, nada va a cambiar. El primer condimento es el riesgo.
La historia nos da otra enseñanza curiosa. Siempre que pasó por riesgo, la iglesia pasó por el filtro y los cristianos auténticos llegaron a ser más fuertes y más espirituales. Fue el caso de la iglesia en el Nuevo Testamento, en la Reforma, en África y detrás de la cortina de hierro.
Arriesgarte te pone al límite, al borde, en el lugar exacto donde tienes que recurrir a las armas espirituales y a Dios.
El factor riesgo es determinante para tu vida cristiana. Dime cuanto riesgo has experimentado por hacer la obra de Cristo y te voy a decir cuánto has crecido en tu fe.
David estuvo sometido a muchas pruebas. Se rieron de él, lo desprestigiaron; si hubiera sido por su familia jamás lo hubieran elegido para ser lo que debía ser, lo marginaron, fue despreciado, se tuvo que esconder de su líder, lo criticaron, lo quisieron matar, pasó hambre y enfrentó el desafío de un gigante.
El 20 de Abril de 1999, un día de clases como cualquier otro, Cassie Bernall llegó a la escuela secundaria Columbine, en Littleton, Colorado. Dos de sus compañeros, Eric Harris y Dylan Klebold, iban en la misma dirección pero armados de un rifle semiautomático, una pistola y docenas de bombas caseras.
Dime cuanto riesgo has experimentado por hacer la obra de Cristo y te voy a decir cuánto has crecido en tu fe.
Todo transcurría normalmente mientras Cassie hacía su tarea en la biblioteca. De repente una de las profesoras entró diciendo a gritos que había dos jóvenes armados en el pasillo. Al principio nadie lo creyó, pensaron que se trataba de una broma de los que estaban por graduarse.
Detrás de la profesora entró un adolescente sangrando y cayó al suelo. Todos trataron de cubrirse. Harris y Klebold entraron en la biblioteca y empezaron a disparar. Cassie comenzó a orar con insistencia. Los muchachos la escucharon; uno de ellos se acercó y le preguntó: “¿Crees en Dios?” ella hizo una pausa, y con firmeza dijo “sí”. Al instante le volaron la cabeza.
El testimonio de esta joven de diecisiete años recorrió todos los medios de Estados Unidos. Cassie dio su vida por su fe.
Quizás no te toque lo que a Cassie, pero tal vez te desanimes por críticas, por desprecios o por flojera. Si quieres ser un protagonista en el reino de Dios arriésgate, haz algo nuevo, avanza aunque recibas oposición. No pidas permiso para servir a Dios, él ya te lo dio.
Tomado del Libro: Viene David