El nombre del otro fue John. Frente a la casa donde este último vivió y escribió hay una placa con estas palabras: “Aquí vivió y murió John Calvino.”
Estos dos hermanos nacieron en la misma familia y se les enseñó las mismas tradiciones, sin embargo sus vidas y el legado que dejaron son bastante diferentes. Uno escogió el camino correcto, y el otro el camino equivocado.
En gran parte de la vida, nuestras elecciones, y no el azar, son el factor determinante de nuestro destino. En Deuteronomio 30:19 Dios nos reta a “escoger la vida”. La palabra escoger significa seleccionar lo mejor, individual y colectivamente. Al escoger el discipulado descubrimos su significado, sus propósitos y sus beneficios.
Primero, ¿cuál es el significado de discipulado? En Juan 8:31, 32, nuestro Señor, dijo: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”
Cuando habló de un discípulo, se refirió a alguien que es un “aprendiz bajo disciplina”. Es la misma palabra que utilizó en Mateo 28:19 cuando dijo: “hagan discípulos”. Ella tiene muchas connotaciones tales como “alistarse como académico para seguir los preceptos e instrucciones de otro”.
Segundo: ¿Cuáles son los propósitos del discipulado? Uno de ellos es llevar al discípulo a la madurez espiritual de modo que usted y otros miembros del cuerpo de Cristo puedan empezar a desarrollar su propio ministerio. Recibirá ayuda para descubrir cuál es su don, o dones, y su llamado en el reino de Dios, de manera que pueda operar en el lugar que Dios quiere que lo haga.
Otro propósito del discipulado es enseñarle los principios para vivir y operar en el reino de Dios. Muchas personas necesitan entender el sentido de las palabras de Jesús cuando dijo: “Edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Nuestro Señor no estaba hablando de edificios cuando utilizó la palabra iglesia. Hablaba de gente, de personas como usted y como yo.
En gran parte de la vida, nuestras elecciones, y no el azar, son el factor determinante de nuestro destino
En Efesios 5:1 Pablo dijo: “Sean, pues, imitadores de Dios, como hijos amados.” La palabra imitador conlleva la idea de “actuación” como la de un “actor”. Debemos imitar a nuestro Padre y a nuestro Salvador.
El discipulado le enseñará también la unidad y la apropiada relación bíblica. Dos barcos de guerra se hicieron a la mar en 1800. Una noche de niebla cuando la visibilidad era casi de cero, ambos detectaron la presencia de otro barco supuestamente enemigo. Ambos abrieron fuego.
Cuando el sol apareció en el horizonte y la niebla se disipó, se dieron cuenta que los dos portaban la misma bandera, y que habían estado disparándose entre ellos toda la noche. Ya es tiempo de que nosotros, en el cuerpo de Cristo, nos demos cuenta que todos portamos la misma bandera teñida con la sangre de nuestro Señor, ¡y que dejemos de atacarnos unos a otros!
El discipulado también enseña la verdadera sumisión. En Efesios 5:21 leemos: “Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo.” La sumisión es “humildad expresada en amor y servicio”. El desempeño del papel de un siervo sometido, produce satisfacción.
El último propósito del discipulado es hacer que usted empiece la obra del ministerio. Marcos 3:14 dice: “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar.” Note que primero debían “estar con él” (discipulado) antes de que los enviara a predicar.
Tercero, hay beneficios en el discipulado. Uno de los beneficios del discipulado es que retorna la iglesia al cristianismo del Nuevo Testamento y la unifica en un efectivo ejército. En Efesios 4:11-12, Pablo habla de los cinco dones ministeriales de Cristo a su iglesia “a fin de perfeccionar a los santos”.
Pablo le dijo a la iglesia en Colosas que se regocijaba por su “buen orden” (Colosenses 2:5). El significado de orden es “la ubicación más precisa y exacta, con cada uno en su propio lugar, sometiéndose a quienes tienen autoridad sobre ellos en el Señor, y sometidos a la disciplina no a la voluntad propia.”
Es fácil llegar a estar tan preocupados con los edificios, los comités, los programas, y cosas así (con todo lo necesarias que ellas puedan ser), y pasar por alto una de las más importantes prioridades: la de hacer discípulos.
Una maestra de escuela dominical enseñaba a un grupo de niños pequeños. Al empezar a enseñar una mañana, una alumnita nueva llegó tarde. La maestra notó que la niña tenía sólo una mano. La maestra pensó: Espero que ninguno de los niños avergüence o se burle de mi nueva alumna por tener una sola mano.
Cuando concluyó la lección, dijo: “Ahora niños, unamos nuestras manos y hagamos una iglesia. Aquí está la iglesia y aquí está la torre; abran la puerta y veamos todos la gente.” Entonces se dio cuenta que había hecho exactamente lo que ella esperaba que los niños de la clase no hicieran.
Con horror se volvió a mirar hacia atrás a la niñita nueva. Para complacencia de la maestra, el chico que estaba junto a la chiquilla había puesto una de sus manos con la mano de la niña, y juntos habían hecho la iglesia. Una sola mano no aplaude. Proverbio árabe
Manual de discipulado
Autor: David Arnold Pastor,
Gulf COAST Worship Center, New Port Richey, Florida