Dios Te Sostiene, Te Equipa Y Te Guía
En el año 92 aquí tuvimos una hermosa y gloriosa impactante visitación, que en el mes de junio del año 92 nos reuníamos aquí en la calle Olazábal, en la reunión y en los meses siguientes fue tal el mover del Espíritu Santo ,
que en semanas tuvimos que empezar a alquilar estadios, y estábamos sorprendidos, admirado yo mismo decía que está pasando, multitudes venían a ser como ustedes ser impactados, ser transformados, ser salvos, ser sanos, pastores que después nos testificaban diciendo desde que regrese de las reuniones allí en Belgrano, algo sucedió en mi iglesia, en mi familia, muchos viajaron a diferentes lugares del mundo y comenzaron a avivamiento tremendos donde también miles y millones de personas conocieron a Jesús como una onda expansiva.
Yo me acuerdo que siendo Pastor cada culto, cada fin de semana, regresando a casa después de haber predicado todo el fin de semana, de repente el Señor me guío por eso digo, como el Señor. Hoy les quiero hablar de tres cosas necesarias como cristianos, en nuestra vida cristiana normal, necesitamos el poder,
necesitamos la guia del Espíritu Santo y necesitamos también el ser enviado, no solamente el poder, no solamente la guía, sino canalizar, dar porque, todo lo que el Señor nos dio a nosotros como integrantes de la iglesia y como aquellos que tenemos el privilegio de haber nacido de nuevo y de recibir en nuestro corazón hay algo sobrenatural y cada uno de ustedes que está en este altar están recibiendo una impartición que ni se imaginan lo que va a suceder, en los próximos meses, en tu vida, en tu corazón, en tu mente, y a través de ti, cuántos lo creen.
Ahora cómo comenzó, porque claro uno ahora está medio grande y estamos en la etapa de decir bueno les cuento como, como el abuelo, que les cuenta historias de cómo fue que se originó todo esto, el cómo es sobrenatural, el cómo es un total desconocimiento de un manual no hay un manual de avivamiento,
sino es la guía del Espíritu Santo que te va inquietando y te va guiando tus pasos hacia una dirección donde uno desconoce, porque yo desconocía dónde me llevaba el Señor, el Señor me dijo tenés que ayunar, y si había alguien en Argentina que no le gustaba ayunar era mi, y de repente el Señor me empezó a hablar, tenéis que ayunar tenes que buscarme y no solamente un día de ayuno varios días, con agua.