Fe que funciona?Pastor. Predicación del pastor Tony Hancock
Uno de los beneficios de la tecnología es que nos permite ver qué le interesa más a la gente. Por ejemplo, la página web Biblegateway.com recientemente publicó su lista de los versículos bíblicos más buscados por sus millones de usuarios.
El versículo más buscado no debe sorprender a nadie. Es el verso más famoso de la Biblia, Juan 3:16: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna." (NVI)
Interesantemente, el segundo versículo más buscado procede de un profeta del Antiguo Testamento. El versículo es Jeremías 29:11: "Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes -afirma el Señor-, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza." (NVI)
Vale la pena reflexionar sobre la razón por la que este versículo es tan popular. Su atracción nace, a mi ver, del deseo que todos tenemos de saber que hay un plan para nuestra vida. Queremos saber que nuestra vida tiene propósito, que no estamos aquí por accidente, que todo esto significa algo. Estas palabras del profeta Jeremías nos dan a entender que, aunque las cosas estén mal, no todo está perdido. Dios todavía tiene planes para nosotros.
¿Te identificas con ese deseo? ¿Quieres conocer el propósito de Dios para tu vida? ¿Quieres alcanzar lo que El tiene planeado para ti? La buenísima noticia que trae la Palabra de Dios es que Dios tiene un propósito para ti, y lo puedes alcanzar. ¿Cómo puede suceder esto?
Algunas personas te dirán que sólo se va a dar si haces un gran esfuerzo, porque todo depende de ti. Te dirán que tú eres el capitán de tu propio destino, y nadie más te va a ayudar. Échale muchas ganas, y a lo mejor podrás lograr algo. Su lema es: "Ayúdate, y yo te ayudaré, dice Dios." Sabes que esa frase no se encuentra en la Biblia, ¿verdad?
Otros te dirán que no tienes que hacer nada. Sólo descansa en los brazos de Dios, y deja que El lo haga todo. Su lema es: "Que sea lo que Dios quiera." No te esfuerces: ¿para qué? Más bien, sé pasivo. A fin de cuentas, no puedes cambiar las cosas. ¿Por qué te preocupas? Lo que será, será.
Estas dos ideas representan dos extremos opuestos, y ninguno es correcto. Gracias a Dios, no todo depende de nosotros. ¡Dios ya está trabajando a nuestro favor! No estamos solos en esto. Pero también debemos reconocer que nos toca hacer algo. Dios no bendice la flojera. El nos llama a trabajar, a ponernos las pilas y hacer algo.
William Booth, el fundador del Ejército de la Salvación, dijo: "La fe y las obras deben viajar lado a lado, paso a paso, como las piernas de un hombre que camina. Primero fe, y luego obras; luego la fe de nuevo, y otra vez las obras - hasta que casi ni se distinguen el uno del otro." Si tú y yo aprendemos a caminar con ese ritmo, ¡nada nos podrá detener!
La verdad es que la salvación contiene un llamado al esfuerzo, pero Dios nos da tanto el querer como el hacer para realizar su voluntad. Leamos Filipenses 2:12-13
El apóstol Pablo escribió esta carta a la Iglesia de Filipos mientras se encontraba en la cárcel. Ellos le habían enviado un apoyo monetario, y él les escribe para darles las gracias. Sin embargo, la mayoría de su carta tiene que ver con la vida espiritual. El estaba mucho más interesado en el crecimiento en la fe de los filipenses que en sacarles más dinero. Muestra un verdadero corazón pastoral.
Ellos habían oído el evangelio de labios de Pablo, y él felicita a la Iglesia por su obediencia a la Palabra que les había predicado. Pero ahora que se encuentra ausente, les anima a seguir caminando en obediencia.
En lugar de distraerse porque Pablo ya no estaba con ellos, él les anima a ser aun más fieles en su obediencia al Señor Jesús. La marca de un creyente maduro es que sigue al Señor, no sólo cuando su líder está presente, sino también cuando está ausente.
¿Qué es lo que les dice que hagan? "Lleven a cabo su salvación con temor y temblor." Es muy importante entender lo que significa esta frase. No quiere decir que tenemos que ganarnos la salvación. En otros lugares, Pablo mismo declara rotundamente que la salvación no es un premio que ganamos por nuestro propio esfuerzo.
Cuando nosotros recibimos la salvación, dependemos totalmente de Jesús. No podemos salvarnos a nosotros mismos. Somos como náufragos, que simplemente se agarran del rescatista mientras él los levanta del agua. No podemos nadar a la orilla para librarnos del pecado. Sólo podemos lanzarnos a los brazos fuertes de Jesús, para que El nos rescate. Efesios 2:8 y 9 declara: "Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe... no por obras, para que nadie se jacte."
Dios no nos está diciendo, entonces, que tenemos que trabajar para ganarnos la salvación. Más bien, nos está diciendo que pongamos a trabajar nuestra salvación. La salvación - es decir, el perdón de los pecados, la nueva vida que tenemos en Cristo y la nueva relación que tenemos con Dios - se recibe como regalo. Ese regalo se recibe por fe. Pero ahora, Dios nos llama a poner ese regalo a trabajar.