No se vive sin la fe.
La fe es el conocimiento del significado de la vida humana.
La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo.
Leon Tolstoi
El mundo está saturado de objetos y cosas gracias a la increíble prosperidad de una parte de él. Lo preocupante es que también la mente de los que lo habitan está llena de objetos y cosas, que apenas nos da tiempo y oportunidad de pensar en algo más.
Hace mucho tiempo descubrí con asombro que en las enciclopedias recientes no aparece la palabra “amor”, tampoco “felicidad” o “vida” fuera de su sentido biológico; tristemente reconocí que sólo tratan de objetos y cosas de las que se está rebozando.
Diversas maneras de despersonalización caracterizan las formas más frecuentes y difundidas en la época actual. Es innumerable la cantidad de hombres y mujeres de nuestro tiempo que fácilmente tienden a creer lo que la sociedad tiene como cierto e intenta persuadirlos de que son simples organismos de existencia limitada condenados a la aniquilación tras la muerte.
Si hacemos historia, durante miles de años el hombre ha creído que era una realidad perdurable, que no se extinguiría un día cualquiera, que trascendería hacia otra vida aún mejor y ahí tendría que dar cuentas de su conducta a Dios su creador. Hoy en día está muy lejos que nuestros jóvenes entiendan este tipo de concepto.
No conocen a Dios, no saben que la fe, la esperanza y el amor es lo que mueve a los seres humanos, que la función que deben desempeñar aquí en la tierra es la de manifestarse, de ser feliz. La no trascendencia acarrea, entre otras cosas, la inseguridad y flaquea el concepto existencial de los seres humanos que esporádicamente recurren al suicidio para evadir a este mundo que lo encuentran cruel.
Hace mucha falta reconocernos como seres humanos. Para ello carecemos de evaluación y discernimientos éticos, aunado a que estamos desprovistos de fe y seguridad que nos permitan generar las propias elecciones, decisiones y acciones. Es urgente que los hijos, padres, compañeros de trabajo, etc., caigan en la cuenta de que son personas con todas sus consecuencias y que tienen que tener fe para poder trascender.
¿Que es la Fe?
El escritor de la carta a los Hebreos es quien mas claramente nos habla acerca de lo que es la fe. "Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve", pero nos hemos encontrado en la vida diferentes tipos de fe, como la fe natural o humana.
Esta fe es la que proviene de la experiencia en nuestro diario vivir. Por ejemplo una persona se enferma, va al médico porque ha experimentado que el médico está capacitado para resolver su enfermedad o por lo menos mejorarla. Se toma las medicinas porque la fe natural le ha enseñado que estas tendrán un efecto positivo sobre su enfermedad.
Tener fe es aceptar la palabra de otro, entendiéndola y confiando que es honesto y por lo tanto que su palabra es veraz. Otro tipo de fe es por la misma naturaleza del hombre donde no se necesita ningún esfuerzo sobre humano ni intervención divina, pues es parte de la personalidad humana para poder desarrollarse en la vida.
Ahora bien, es importante para nuestras vidas alzar los ojos al cielo y encontrar la fe en Dios, esta es confianza en Dios, por la fe creemos que Él creo los cielos y la tierra, por la fe aceptamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, por fe aceptamos su sacrificio y el perdón que Él nos ofrece.
La fe es el sentimiento íntimo que relaciona al hombre con su Creador y lo impulsa a mantener una vida interior donde conviven la valoración de los momentos felices y la aceptación de las adversidades como un estímulo a su capacidad de trabajo, a su inteligencia y a su creatividad.
Nos permite comprender que el dolor no constituye un castigo Divino sino una herramienta evolutiva (son puntos de oportunidad) para llegar a mayores niveles de sensibilidad y solidaridad con nuestros semejantes. Esta concepción de la fe nos permite acercar la vida a sus diferentes matices, rescatando en cada circunstancia de la misma, feliz o dolorosa, el mensaje que pretende dejarnos.
La fe encierra un significado muy importante para la vida de muchas personas. Involucra la fortaleza que posee el ser humano para llevar a cabo lo que se proponga. Porque fe es confianza, confianza en sí mismo, en su capacidad de trabajo para conseguir un objetivo o de lucha para enfrentar sus problemas con lucidez, sentido común y amor por la vida.
La fe en nosotros mismos no debe confundirse con la autosuficiencia que se acerca más a la soberbia que a la propia confianza. Por el contrario, debe tener el sello de la humanidad, que le da al hombre la convicción de que, más allá de lo que puede o no comprender, están Dios y sus leyes rigiendo la evolución de los seres.
La humildad predispone a la intuición y a la lucidez que son necesarias para resolver cada problema en su momento oportuno. Cuando el ser agota los medios para superar las dificultades es cuando debe elevar su pensamiento a Dios y sin claudicar en la lucha y en el esfuerzo, entregar su sentimiento de aceptación y fe.
Pero debemos tener mucho cuidado, porque es fácil que se confunda la fe asentada sobre un fanatismo religioso, esta ha llevado a la humanidad a un sinnúmero de conflictos. Sólo es inquebrantable aquella fe que se basa en la comprensión, el discernimiento y la interpretación de los hechos, aquella que puede mirar frente a frente a la razón en todas las edades de la humanidad.