Pues en una ocasión, a una persona le preguntó un pastor en dos palabras cuál es el secreto de su éxito. Porque yo, la verdad, no soy gran cosa. De lo vil y de lo menospreciado, me eligió Dios. Yo no soy gran cosa y yo vi que Él me estaba mirando, así como, o sea, como logró semejante, esa cosita tan insignificante, tener tanto éxito. En dos palabras, yo pensé, ¿cuáles serían? Y una de esas palabras que me salió, así, con toda autoridad, fue la oración.
Cuando yo dije eso, quedé impactado, porque de niño, de adolescente o como le dicen ustedes, de la pregunta los de la pregunta, quiénes son los de la pregunta, a mí no me gustaba orar. Me parecía lo más aburrido de la iglesia, lo más niño. No sé si se puede ir de esa palabra aquí, pero lo más nada que ver. Pero tengo que reconocer que mucho de lo que yo soy es gracias a la oración.
Es ahí, en el lugar de la oración, donde yo he ganado mis batallas. Y por eso, escribí este libro: 'La Oración es la Clave del Éxito'. Y voy a ver si en 27 minutos logro mantenerlos despiertos y hablar precisamente acerca de la clave del éxito, tanto de mi vida como de nuestra iglesia. Es en la oración donde yo gano mis batallas.
Pero también, la oración me ayudó a mí como persona a formar hábitos, porque soy un hombre muy disciplinado. Pero eso lo logré precisamente por la oración. Antes de aprender a orar, yo no tenía buenos hábitos, buenas disciplinas. Pero en la oración, aprendía a no solo tener la disciplina de la oración, sino las otras disciplinas del cristiano.
En este momento, al igual que Jesús oró todos los días, en Marcos, capítulo 1, versículo 35, dice: 'Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar'. Y yo digo lo siguiente: si Jesús, siendo Dios, necesitó orar todos los días, ¿quién soy yo para no hacer lo mismo? O, ¿quién eres tú para no orar? Jesús mismo dijo: 'El Hijo nada puede hacer por sí mismo sino solo lo que ve al Padre hacer', y eso es orar.
Orar es tomar un tiempo todos los días para ver qué está haciendo el Padre, porque no debemos hacer nada sin antes haber visto al Padre hacer precisamente eso.
Y yo veo que Jesús tuvo un lugar de oración, tuvo una hora de oración, y tuvo un sendero de oración. Un lugar, dice Jesús salió de la casa y se fue a un lugar solitario; en una traducción dice se fue al desierto. Tuvo una hora, dice 'muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro'. Y tuvo un sendero de oración, pues un hábito se forma si se hace todos los días a la misma hora. Una de las razones por las cuales ayunamos, el famoso ayuno de Daniel de 21 días, es porque está en la Biblia, pero también los conocedores nos enseñan que para formar un hábito hay que hacerlo por lo menos 21 días seguidos.
Si queremos dejar un mal hábito, tenemos que dejar de hacerlo durante 21 días. Y si quiero formar un nuevo hábito, bueno, también tengo que hacerlo durante 21 días.
Pues, en mi vida personal, llevo 40 años desde que aprendí el poder de la oración, orando casi todos los días a la misma hora. Y yo decidí seguir el ejemplo de Jesús, y él lo hacía temprano en la mañana, antes de salir el sol. Yo decidí hacer lo mismo, por eso todos los días, más o menos faltando 15 para las 6, yo salgo en mi bicicleta, y tengo 40 minutos de oración con Jesús. Por eso, para mí, así como dijo Melvin: 'Venir a la oración es a esa vigilia', fue muy difícil.
Hubo un momento en medio de la antes de salir a tomar onces que me tocó subir a la super habitación que me han dado aquí en este auditorio tan espectacular y me bañé. Estuve diez minutos en esa regadera reprendiendo todo demonio de sueño de cansancio, porque soy un hombre de la mañana. A mí me gusta buscar a Dios temprano en la mañana. Pero también, nosotros como iglesia, no sé si saben, pero llevamos 30 años desde que iniciamos la iglesia, orando todos los martes y jueves a las 6 de la mañana, de 6 a 7.
En estos 30 años, yo sólo he faltado una vez a la oración. Porque, para formar un hábito, hay que hacerlo todos los días a la misma hora. Pero también, de por vida, muchos pastores cuando van a nuestra iglesia y ven la oración, porque lo más espectacular de la iglesia es la oración. Si ustedes no han ido, tienen que verlo, es impresionante. Pero, cuando mandó a algunos pastores, quieren hacer lo mismo, y yo les digo: si no lo van a hacer para el resto de la vida, no lo hagan. Porque equipada hacer algo, tiene que ser hecho toda la vida.
Cuando nosotros tuvimos un perro, un perro labrador hermoso, ellos son animales de rutinas. La rutina de mis perros era levantarse a las 5:30 de la mañana todos los días. Ahora, yo formé esa rutina, porque no lo sacaba para orar. Cuando teníamos este perro, esa era mi tiempo de oración, todos los días, a la misma hora. Pero luego, ellos formaron la rutina. Y si yo me demoraba cinco o diez minutos, ahí estaban ellos en la puerta, porque mis perros dormían afuera, nada de adentro, no. Los perros estaban afuera, entonces, ellos dormían afuera. Y todos los días, todos, golpeaban la puerta a la misma hora.
Entonces, yo quiero animarles hoy a que establezcan una hora de oración. Por eso, mi pregunta es: ¿cuál es tu hora de oración? Pero, lo segundo que tuvo Jesús fue un lugar de oración, y esa es mi segunda pregunta: ¿cuál es tu lugar de oración? Yo inicié con 18 años, orando en mi habitación una hora todos los días, y perseveré.
Lo impresionante es que, así como los malos hábitos se pegan, también los buenos hábitos se pegan, porque al finalizar mi año, había como 20 gringos en ese mismo parqueadero, orando una hora todos los días. Por eso, pregunté: ¿cuál es tu lugar de oración? Después de estar en EE. UU., como no sé si todos saben, pero yo soy australiano, no, yo hablo como colombiano, pero soy australiano, de esos blancos horribles, y soy yo.
Entonces, me fui a Australia, seis meses, para ver si la voluntad de Dios era que viviera estuviera en Australia o regresar a Colombia. Y estando allí, y mis abuelos asistían a una iglesia de esas que solo abren los domingos, si los conocen, y así sonaba la puerta.
Y yo le pedí a pastores, y pastor, yo, yo, yo, yo necesito ensayar el piano todos los días, ¿me lo presta? Y me prestó el piano, me dio las llaves de la iglesia, y todos los días, a la misma hora, yo iba, y ese era mi tiempo de oración. Y en una iglesia bautista, lloraba en lenguas, yo reprendía demonios. La presencia de Dios se manifestó en ese lugar, allí tuve mi tiempo de oración. En este momento, monto todos los días, 40 minutos en mi bicicleta, y ese es mi lugar de oración.
Eso estuvo un tiempo, eso estuvo un lugar, ¿cuál es tu lugar de oración? Y si no lo tienes, ¿cuál va a ser, a partir de hoy, tu lugar de oración? Pero, lo tercero que tuvo Jesús fue un sendero de oración. Porque, para uno orar todos los días, una hora, se necesita un sendero. Los discípulos, cuando vieron que Jesús todos los días oraba temprano en la mañana, en un lugar desierto, le dijeron: "Señor, enséñanos a orar". Y ese día, el Señor les enseñó el Padre Nuestro, que no es un rezo, es un sendero, es un modelo de oración.
Por eso, todos los días, en mi mañana de oración, tengo un sendero de seis vueltas, y cada vuelta me toma siete minutos. Y mi primera vuelta, lloro: "Padre Nuestro que estás en los cielos", porque proclamo mi posición en Cristo. Porque, ¿por qué estoy en Cristo? Yo puedo decirle a Dios: "Tú eres mi papá, yo soy tu hijo, soy perdonado, estoy sentado con Cristo en los lugares celestiales, siete minutos todos los días, programando mi posición en Cristo". Pero también, entrando a la presencia de Dios, como dice el Salmo 100, con gratitud y alabanza, dando gracias.
La segunda vuelta, en mi bicicleta, yo le pido al Señor: "Venga tu reino a mi vida". Y comienzo a clamar por mi vida, por mi esposa, por mis hijos, por Colombia, por nuestra iglesia. En ese tiempo de oración, clamé junto con ustedes por Guatemala, y este es el paso 2. En este momento, tenemos que unirnos con todos los cristianos a orar por Ucrania, en contra del dictador de Rusia, porque no podemos permitir que ese espíritu invada la tierra. Este es el paso 2.
En mi segunda vuelta en bicicleta, "Venga tu reino". Pero la tercera, "Hágase tu voluntad, así en el cielo, como también en la tierra". Hay que mirar la voz del Señor, porque orar no es solo un monólogo, es un diálogo. Para yo pedir que se haga la voluntad de Dios, primero tengo que saber cuál es la voluntad de Dios, y tengo que afinar mi oído, aprender a oír su voz, y cuando Dios ya me revela cuál es su voluntad, comienzo a proclamar, a profetizar que se haga su voluntad.
Lo cuarto que pido es que Dios me dé provisión, "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy". Porque por algo Dios nos enseñó el "pan nuestro de cada día". No se vale orar por el pan de mañana, no, señor. Todos los días, hay que pedir que Dios nos dé su provisión. Entonces, pido por mis necesidades, por las necesidades de nuestra iglesia. Pero también, le pido al Señor que me dé influencia, que yo sea una voz que se oiga en Colombia, porque necesitamos que nuestras naciones oigan nuestra voz.
Le pido a Dios que me dé alas para volar, porque no solo se trata de dinero, necesitamos hacer que Dios sea conocido en el mundo. Por eso, en el momento de provisión, pido cosas como esas.
En mi sexta vuelta, le pido perdón al Señor por mis pecados, porque todos los días cometemos ciertas cosas que no son del agrado del Señor. Perdónanos, así como nosotros perdonamos. Y la última vuelta, le pido protección, "No nos dejes caer en tentación, líbranos del mal, líbrame del maligno". Y hago guerra espiritual.
Por eso, mucho de lo que yo soy hoy, es gracias a la oración. Inicio todos mis días hablando vida, y así como Juan Diego dijo este momento al comienzo, en donde ustedes todos proclamaron, recuerdan, no vamos a hablar muerte, sino vamos a hablar vida. Y qué oración tan tremenda, eso es orar, es iniciar nuestro día hablando vida. Porque en Santiago dice que nuestra lengua es como el timón de un gran buque, que determina hacia dónde va a ir ese buque. Ese es el poder que tiene nuestra lengua.