La Piedra y la Roca
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” Mateo 16:18
Jesús nombra a Simón como "petros" o sea una piedra. Pedro es una piedra, él se llama Simón hijo de Jonás, pero el Maestro lo ha motejado con el nombre Petros. Es, como todos nosotros, nada más que una piedra, parte de la tierra creados del polvo.
Todos somos piedras, personas duras e insignificantes llamadas por el Señor. Somos piedras ásperas, duras, difíciles, que necesitan ser pulidas y desgastadas para tener una forma adecuada para Dios.
Es necesario que seamos trabajados por Dios para llegar a ser piedras agradables que puedan cumplir una función dentro de la gran obra de Dios. Años después, Pedro, convertido en un verdadero apóstol, va a escribir:
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.” (1 Pedro 2:4,5)
Sigue hablando más adelante acerca del Cristo como “la piedra viva”. Cuando Jesús dice que edificará Su Iglesia “sobre esta roca” no utiliza la palabra Pedro o petros, sino “petra”, es decir una gran piedra, una roca. ¿Y quién es esa roca, Pedro o Jesús? ¿Estará Jesús señalando a Pedro o a Su propio pecho?
Se está refiriendo a la declaración que hace Simón: “Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente”. Sobre esa declaración se edifica la Iglesia, la revelación de que Jesucristo es el Mesías, o sea el Cristo, el Ungido de Jehová anunciado por los profetas del Antiguo Testamento. Además, Jesucristo es el Hijo de Dios.
En sentido concreto será Pedro quien se levante el día de Pentecostés y evangelizará a los judíos que estén en Jerusalén, pero el pueblo cristiano será organizado por el Espíritu Santo. Si vemos el libro de los Hechos no es Pedro la autoridad administrativa sino Santiago y nunca se ha dicho que sobre Jacobo fuera edificada la Iglesia porque no es así.
La iglesia se edifica sobre un Hombre llamado Jesucristo y sobre esa declaración de que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios. Sobre Su Persona se alza todo el edificio de la Iglesia “sobre esta roca (Petra) edificaré mi iglesia”
Luego Jesús agrega: “y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Mientras creamos que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, que Jesucristo es el Mesías, el Salvador del mundo, el Hijo de Dios que se hizo hombre y que dio Su vida por nosotros, que derramó su sangre en la cruz; mientras creamos en el mensaje que Jesucristo trajo desde los cielos, que es el Evangelio, la Iglesia existirá en esta Tierra.
En la medida que nos aferramos a la revelación de que Cristo es el Hijo de Dios y el Mesías, el Espíritu Santo estará con nosotros y la Iglesia pervivirá a través de los siglos.
Esta es una promesa del Señor a los apóstoles y a nosotros. Somos piedras que necesitan, como piedras de un templo, ser edificadas sobre una Roca. Esas piedras no están sobrepuestas sobre una piedra humana sino sobre una Roca Divina que es Cristo, nuestro Señor.
La promesa es que el infierno no va a prevalecer contra ella. De las puertas del Infierno podrán salir demonios y malos espíritus de las tinieblas, ataques contra el pueblo de Dios, pero no lograrán destruirnos.
La revelación que el Padre hizo a Pedro de que Cristo es el Mesías y el Hijo de Dios sea nuestra convicción y la declaración que hagamos al mundo físico y al mundo espiritual.
Repitamos con Simón Pedro hijo de Jonás esa declaración:
“Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”
Oración: Padre, gracias por revelar Tu Palabra maravillosa. Que la declaración de Pedro esté siempre en nuestro corazón y sea el fundamento de nuestra vida, como dice el apóstol Pablo que nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto y que es Jesucristo.
Sea el resto de nuestra vida Cristo nuestro Fundamento y la declaración de que Él es el Mesías y el Hijo de Dios. Amén.