Mantenga a Dios en el Primer lugar de su Vida. Predicas de Joel Osteen basado en el Salmo 34:10
La mayor clave para vivir una vida llena de las bendiciones y el favor de Dios es mantener a Dios en el primer lugar de su vida. Cuando usted pone a Dios en el primer lugar y hace que su más alta prioridad sea agradarlo, usted puede esperar vivir una vida bendecida y plena.
La Escritura declara: “[Dios] recompensa a los que lo buscan con sinceridad” (NTV). Observe a quién recompensa Dios. No a las personas que lo buscan a medias, ni a los que lo buscan cuando tienen un problema ni a los que van a la iglesia en raras ocasiones.
Dios recompensa a las personas que lo buscan con sinceridad. Salmo 34:10 añade: “… los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien”. Cuando usted busca a Dios diariamente con todo su corazón, no podrá ir un paso adelante de las cosas buenas de Dios.
Lo interesante con respecto a una recompensa es que es depositada antes de que alguien la reclame. Justo en este momento, hay recompensas para quien atrape a ciertos fugitivos que están sueltos. El dinero ya se encuentra en un fondo esperando que alguien se presente y lo reclame.
Todo lo que tienen que hacer es encontrar al fugitivo, y el dinero será liberado de ese fondo. Del mismo modo, Dios tiene una recompensa que ya ha sido depositada. Solo está esperando ser liberada. El único truco es que tenemos que cumplir con las exigencias de la recompensa.
Dios lo pone muy fácil: “Ni siquiera tienes que encontrarme. Si solamente me buscas—si te levantas en la mañana y me agradeces, lees mi Palabra y haces un esfuerzo por agradarme—te daré la recompensa”.
Jesús dijo en Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Observe la clave: buscad primeramente el Reino. En otras palabras, no busque la bendición; busque al que bendice.
No sea consumido por las cosas. No vaya en pos de dinero, fama, fortuna o que esto o aquello sean más grandes. Vaya en pos de Dios. Si busca al que bendice, Él promete que todas estas cosas le serán añadidas. No unas pocas cosas; todas estas cosas.
Dios es un Dios de abundancia. Cuando lo mantiene a Él en primer lugar, no será capaz de contener todas las cosas buenas que Él traerá a su camino. En lugar de perseguir las bendiciones, las bendiciones lo perseguirán a usted.
Algunas veces nos levantamos en la mañana y pensamos: Hoy no tengo ganas de leer mi Biblia. No me apetece ir a la iglesia. Estoy cansado. Pero una vez que desarrolla el hábito y ve el beneficio de cómo se siente refrescado y restaurado, de cómo toma mejores decisiones y cuenta con el favor de Dios, usted pensará: No me puedo dar el lujo de no hacerlo.
Usted caerá en cuenta de que invertir tiempo con Dios es vital para vivir una vida victoriosa.
Los últimos meses en la vida de mi padre estuvo sometido a diálisis. Tres veces a la semana durante cuatro horas al día tenía que ir a la clínica para que le limpiaran la sangre. Había veces en las que no sentía ganas de ir. Estaba cansado o estaba ocupado o quería hacer otra cosa.
Pero eso no importaba; de todos modos iba. ¿Por qué? Su vida dependía de ello. No era una opción. Era vital. A mi padre le encantaba viajar por todo el mundo, pero cuando comenzó con la diálisis, tuvo que cambiar sus planes y reordenar sus prioridades. Él sabía lo importante que era la diálisis para él.
Esa es la manera en la que necesitamos valorar buscar a Dios. Lo requerimos como una necesidad vital. Cuando las cosas se pongan ajetreadas, los niños lo necesiten, en la oficina todo se complique, tenga miles de cosas que hacer, usted tiene que pararse firme y decir:
“No, esta no es una opción. Si voy a ser fuerte, si voy a ser lo mejor que pueda ser hoy, si voy a tener el favor de Dios, necesito reordenar mis prioridades para que pueda pasar tiempo con Dios”.
Probablemente tenga que levantarse más temprano; antes de que los niños lo necesiten, antes de revisar su correo electrónico, antes de que el teléfono comience a repicar. Tome tiempo para invertir en su bienestar espiritual.
Alimentamos nuestro cuerpo físico por lo menos con tres comidas al día, pero con frecuencia alimentamos nuestro espíritu solo una vez a la semana. Nos preguntamos por qué nos sentimos agotados, sin entusiasmo y nos faltan favor, sabiduría y creatividad.
Es porque no estamos tomando el tiempo de volvernos a llenar. Así como alimentamos a nuestro hombre físico, necesitamos alimentar a nuestro hombre espiritual. Cuando invierte en su bienestar espiritual, recibe enormes dividendos en su vida.
La Escritura dice que en la presencia de Dios hay plenitud de gozo, plenitud de paz, plenitud de victoria. Allí es donde usted es refrescado y restaurado. Tome tiempo al inicio de cada día para sentarse en silencio en su presencia, orar y leer su Biblia.
En la actualidad, la vida puede ser muy ajetreada, alocada y ruidosa. Pero cuando está a solas con Dios y lo pone como lo primero, el resto de su día irá mucho mejor. A lo largo del día, medite en las promesas de Dios. Ponga un poco de buena música de alabanza.
Si usted lo busca con sinceridad, cosechará ricas recompensas y vivirá la vida abundante que Él tiene para usted.