
JESÚS le explica a Nicodemo la necesidad de nacer de nuevo.
1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,[a] espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo
¿Qué significa nacer de nuevo?
PASAJE CLAVE: Juan 3:1-16
LECTURAS DE APOYO: Juan 5:24 | Tito 3:5 | Hebreos 9:27
INTRODUCCIÓN
¿Qué significa nacer de nuevo?
Hay muchas opiniones en relación a este asunto, pero para que podamos comprender lo que esto significa de verdad, debemos acudir a la Biblia. Jesucristo usó esa frase para describir un cambio espiritual que se necesita para tener vida eterna. A menos que nazcamos de nuevo, no podemos ir al cielo.
DESARROLLO DEL SERMÓN
En Juan 3.1-16 encontramos una conversación entre Jesucristo y un fariseo judío. Después de observar los milagros y de escuchar las enseñanzas del Señor, Nicodemo se le acercó una noche, y le dijo: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (v. 2). Pero, en vez de hablar acerca de lo que Nicodemo había mencionado, el Señor le respondió: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (v. 3).
¿Cómo podemos nacer de nuevo?
Jesucristo le dice a Nicodemo que ni su nivel académico, ni su obediencia a la Ley, ni la posición religiosa prominente que tenía en el judaísmo le haría ir al cielo. Lo que necesitaba era un nuevo comienzo.
"Nacer de nuevo es el acto de Dios, mediante el cual da vida eterna a quienes están muertos en sus transgresiones y pecados, al aceptar a Cristo como Salvador."
Nicodemo le responde al Señor con la siguiente pregunta: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (v. 4). Para ayudarlo a comprender, Jesucristo le explica que: “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (v. 5).
En otras palabras, llegamos a este mundo al nacer físicamente; pero, para entrar al reino de los cielos, debemos nacer del Espíritu.
Durante toda su vida a Nicodemo se le había enseñado que ser judío y hacer buenas obras era todo lo que necesitaría para ganarse la entrada al cielo. Sin embargo, en ese momento su orgullo se había hecho trizas, y se dio cuenta de que nada de lo que había hecho le daría vida eterna. Se encontraba en bancarrota espiritual y sin poder entrar al reino de Dios.
Él no se diferencia de las personas que hoy en día cometen el error de pensar que son lo suficientemente buenas como para ir al cielo. Asisten al templo, dan sus ofrendas y quizás hasta han sido bautizadas, pero nunca han nacido de nuevo. Algunas de ellas se defienden argumentando que Dios las aceptará, pues no han cometido ningún crimen y han intentado vivir de la manera correcta. Pero la realidad es que todos somos pecadores.
Debemos cuidarnos de cometer el mismo error de los fariseos. A pesar de ver los milagros de Cristo y de escuchar sus enseñanzas, se alejaron de sus verdades. Pero Nicodemo era diferente. Estuvo dispuesto a poner en riesgo su reputación como fariseo con tal de hablar con el Señor, de escucharle, de hacerle preguntas y de aprender la verdad.
¿En qué consiste nacer de nuevo?
Es una experiencia espiritual. El nuevo nacimiento es la obra del Espíritu Santo en nuestra vida. Él nos convence de pecado y nos ayuda a comprender que nuestras buenas obras no nos dan la entrada al cielo. Y además nos reafirma que Dios nos ama, nos ayuda a arrepentirnos, a confesar nuestros pecados y a reconocer que Jesucristo es nuestro Salvador.
Es una experiencia definitiva. Al igual que en el nacimiento físico, hay un momento específico en el que una persona nace de nuevo. Comienza con la convicción de pecado y el reconocimiento de que Jesucristo murió en la cruz como pago por el castigo que merecíamos.
Le pedimos perdón, nos alejamos de la vida pecaminosa que teníamos y aceptamos a Jesucristo, por medio de la fe, como nuestro Señor y Salvador. No es un proceso lento, sino un cambio radical. Tiene que ocurrir una transformación en nuestra vida que sea tan evidente, que podamos estar convencidos de que hemos nacido de nuevo.
Para algunas personas, ese momento puedo haber sucedido durante la infancia y quizás no lo recuerdan con exactitud. Sin embargo, mientras tengan fe en Jesucristo, podemos decir que han nacido de nuevo.
Jesucristo es el único que puede hacernos aptos para el cielo por medio de un nuevo nacimiento. Todas las demás religiones dependen de las buenas obras, pero nadie es bueno ante los ojos de Dios, pues todos hemos pecado contra Él. Puede que, de acuerdo a nuestra propia opinión, seamos buenos; pero al ser medidos de acuerdo a lo que enseña en su Palabra, nos damos cuenta que no tenemos esperanza alguna de ir al cielo.
No somos salvos por buenas obras, sino por la gracia de Dios y por la regeneración del Espíritu Santo (Tito 3.5). Si en verdad fuéramos buenos, entonces la cruz habría sido un terrible error, pues habría sido innecesaria. Sin embargo, solo la sangre derramada del Hijo de Dios hace posible que seamos perdonados.
Esa es la evidencia del maravilloso amor y poder del Señor, quien vino a este mundo para salvar a los pecadores.
Es una experiencia eterna. Nacer de nuevo nos cambia para siempre, pero eso no significa que llegaremos a ser perfectos.
Nuestra vieja naturaleza pecaminosa todavía mora en nosotros; sin embargo, si confesamos nuestros pecados, la sangre de Jesucristo nos limpiará continuamente. Ahora estamos llamados a vivir en santidad, obediencia, sumisión y amor a Dios. Deben existir evidencias externas que demuestren el cambio que ha ocurrido en nuestro interior.
¿Cuáles son los resultados del nuevo nacimiento?
Un cambio en nuestra relación con Dios. Antes de recibir a Jesucristo como nuestro Salvador éramos enemigos de Dios. Aunque quizás algunos traten de negar que se oponen al Señor, no hay posición intermedia. O hemos sido reconciliados con Dios por medio de su Hijo, o aún somos sus enemigos.
Un cambio en nuestra posición. La separación y la enemistad que existían entre Dios y nosotros han sido removidas. Hemos venido a ser ciudadanos de su reino e hijos suyos. Nuestros nombres han sido escritos en el libro de la vida del Cordero, y nunca perderemos nuestra salvación.
Un cambio en nuestra actitud. El Espíritu Santo obra en nosotros al sellarnos como hijos de Dios, al transformar nuestro corazón y al expresar la vida de Cristo por medio de la nuestra. Nos da sabiduría, nos revela la verdad y nos guía a cada paso que damos.
Un cambio en nuestro destino. Jesucristo dijo: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn 5.24).
La presencia del Espíritu Santo en nosotros es nuestra garantía de que siempre seremos hijos de Dios y de que nuestro destino eterno en el cielo está asegurado.
REFLEXIÓN
¿Puede usted identificar el momento específico en el que nació de nuevo? Si aún no le ha sucedido, ¿qué le impide entregarse a Cristo para recibir perdón y vida eterna?
Si ya ha nacido de nuevo, ¿como puede estar seguro? ¿De qué manera ha cambiado su vida?
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