¿Qué puede hacer si ha perdido su entusiasmo por servir? Tal vez circunstancias difíciles le han llevado a desanimarse. O, tal vez, simplemente sigue trabajando, pero el Espíritu Santo parece estar ausente y no ve ningún fruto.
Pablo le dijo a Timoteo: “Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti” (2 Ti 1.6), pero ¿cómo se logra eso? Con los años, Dios me ha enseñado qué hacer cada vez que siento que mi llama está por extinguirse.
Recargarse. El ministerio es emocionante cuando estamos llenos del Espíritu Santo, pero todo el mundo se desanima de vez en cuando. Doble sus rodillas ante el Señor y pídale nuevas fuerzas. Examine su vida, arrepiéntase de cualquier pecado y sométase a la dirección de Dios en todo.
Reenfocarse. Los obstáculos se hacen más grandes cuando nos enfocamos en ellos. Pero cuando ponemos nuestros ojos en Cristo, Él se vuelve más grande que cualquier problema que enfrentemos.
Rechazar. Cuando estamos decaídos, el diablo nos miente: No puedes hacerlo. Nadie te aprecia. ¿Por qué no tiras la toalla? Tenemos que reconocer que todos nuestros pensamientos de desánimo vienen del diablo y rechazarlos.
Retirarse. Desconéctese del teléfono, los electrónicos y los pasatiempos, y aparte tiempo a solas con el Señor para reavivar su relación con Él.
Después de dar todos estos pasos, usted podrá volver al ministerio con entusiasmo. Es posible que persistan las circunstancias difíciles, pero estará equipado para manejarlas ya que la llama del Espíritu Santo estará ardiendo con gran resplandor dentro de usted.