El Significado de un Nombre
Dios también le dijo a Abrahán: «A Saraí, tu mujer, ya no la llamarás Saraí. Ahora su nombre será Sara. Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Sí, yo la bendeciré, y ella será la madre de las naciones, los reyes y los pueblos que de ella nacerán».
(GÉNESIS 17.15–16, rvc)
Saraí estaba casada con un hombre muy conocido, de manera que durante la mayor parte de su vida se la mencionaba sencillamente como la esposa de Abraham. Imagina si todos te llamaran siempre por un nombre distinto al tuyo: el niño de María, la hermana de Susana, el amigo de Andrés.
De repente, a los noventa años, Saraí se hizo famosa. ¡Tuvo un bebé! Esto hizo que fuera reconocida. Pero esta nueva fama procedía en su totalidad de Dios. Él bendijo a su esposo por su fe, y también a ella. Para mostrar lo complacido que se sentía, Dios les cambió el nombre. Los nombres eran importantes en los tiempos bíblicos. Indicaban personalidad, posición o familia. Sara, el nuevo nombre de Saraí, significaba princesa.
Pregúntales a tus padres de dónde sacaron tu nombre. ¿Sabías que Dios también tiene nombres para ti? Te llama amado, realeza e hijo suyo. También usa nombres para ti que encajan con sus planes para tu vida. Tal vez el nombre que Dios tiene para ti sea doctor, atleta olímpico, mecánico o artista. Cuando él te da un nombre te está diciendo para qué fin te creó. Conforme vayas creciendo, hasta puede ser que te dé un nuevo nombre, como hizo con Saraí.
Oración
Señor, ¿qué nombres me has dado? Muéstrame para qué fin me has creado y los planes que tienes para mi vida.