Los griegos eran muy dados a los tribunales y por naturaleza eran ardientemente litigiosos. Pablo aquí no condena a los abogados no cristianos. Tampoco sostiene que es inútil acudir a las cortes civiles para el arreglo de un asunto.
Lo que condena es la actitud inmadura de aquellos cristianos que buscaban poner fin a sus querellas internas delante de los tribunales públicos. Esto significa echar mano a procedimientos humanos para solucionar problemas espirituales. Hay varias razones por las cuales este método es incorrecto.
Es opuesto al destino de la iglesia (1-3). Hay algo sorprendente aquí: el pueblo de Dios juzgará al mundo. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? Cuando Cristo tome el mando supremo y definitivo él juzgará a las naciones y los que son de Dios tomarán parte en este juicio. Su pueblo ha de estar asociado con su Señor en su exaltación y dominio (Efesios 2.6).
Es evidencia de derrota espiritual (4-7). Ir a las cortes por cuestiones entre evangélicos es ignorar la función de la iglesia y es evidencia de profundos defectos espirituales, inmadurez, e incapacidad para solucionar los problemas mutuos.
Es contrario al espíritu de Cristo (8). El cristiano – imitando a su fundador – es conciliador, no acusador ni buscador de pleitos.
Es opuesto a la naturaleza del reino de Dios (9-11). Observa la lista de gente que no entrará en el reino de Dios. Muchos corintios eran así, pero ahora es urgente vivir al ritmo del nuevo estilo de vida que surge del ser cristiano.
Para pensar. Por cristianos maduros capaces de juzgar los asuntos internos de la iglesia.