“Porque yo soy el mas pequeño de los apóstoles que no soy digno de ser llamado apóstol”
Muchas veces encontramos personas, que hacen una división entre ser humildes y mostrarse humildes. Pero el que es sustancialmente humilde, no tiene problemas en poder mostrarlo naturalmente, porque la humildad aflora.
Este texto es uno de los que muestran la humildad del apóstol, y es tan abierto para reconocer lo que èl es, que aùn eso, para èl es motivo de alabar a Dios diciendo “No soy digno de ser llamado apòstol”...pero porque Dios quiso, ...“soy llamado apóstol”.
El va a hablar de un tema tan importante como la resurrección de los muertos, y comienza una explicación de antecedentes sobre el tema.
Pero no encuentra una explicación mas cercana a sì mismo, que su propia experiencia. En otras palabras èl se ha ganado el derecho y la autoridad de hablar del tema que continùa.
El viò a Jesucristo resucitado y no usa ese hecho con vanidad, sinò explicando lo que Dios hizo por Su Gracia. Pablo aprendiò la lección de que el Señor es quien merece toda la Gloria.
¡Còmo necesitamos esta actitud dentro de nuestro propio ser!. Es en nuestro interior donde debemos comenzar a ser humildes, necesitamos saber que si algo somos, es por su amor que no merecemos.
Luego las buenas acciones que hagamos, no importa si los demàs las ven o nò, lo importante es que Dios las vè. El orgullo es quien nos obliga a mostrar las cosas buenas que hacemos, para recibir la gratitud de los demàs, y tambièn los aplausos de la gente.
Lo cierto es que en su momento, Dios se encargarà de poner las cosas en su lugar. Cuando nosotros nos damos una importancia desmedida, achicamos el trabajo de Dios en nosotros y asumimos una gloria que no nos pertenece.
Pero ¡que diferente es darnos cuenta de que todo lo que somos y tenemos es por el!, como nos dice en Romanos 14:7 “Porque ninguno de nosotros vive para sì, y ninguno muere para sì. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Asì pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”.
¡Señor ayúdanos para vivir en humildad dàndote la gloria solo a tì ¡
Por Daniel L. Bustamante.