Para que crean en el Señor (1-4). Dice el hijo: “Mis padres no me entienden”. ¡Están fuera de onda!
Si tú – como hijo – eres un creyente en el Señor, ¿cuáles son las exhortaciones que recibes del apóstol?
Por otro lado, se escucha de un padre: “Este muchacho es un rebelde”. “Ya no se que hacer con ella o con él”.
Si tú eres un padre o una madre cristiano, ¿has pensado si la disciplina que aplicas a tu hijo es fruto de tu reacción emocional circunstancial, de tu condicionamiento social, o está nutrida de la verdad de Dios?
¿Qué lugar damos a la lectura bíblica y oración como familia? Una y otra vez tenemos que pensar sobre la importancia de la educación bíblica en el hogar.
El Señor no hace diferencia entre una persona y otra (5-9). El trabajo es un orden que Dios ha establecido para que el hombre realice su esencia y existencia en este mundo.
El deberá tomar parte en los negocios privados y Públicos. Como jefe o subalterno. Como administrador o como servidor. Haz una relación de las exhortaciones que Pablo hace a los “siervos” (5-8).
¿Les pide menos a los patrones, según el verso 9? ¿Cómo interviene el Señor en todo este tipo de relaciones?
Oración. “Señor, gracias que tú no me has llamado a ser todopoderoso, ni omnipotente, sino sólo una parte de una gran familia, de un equipo. Perdóname cuando trato de avanzar, defender, golpear, atajar y dirigir todo el equipo al mismo tiempo.
Pero ayúdame a tener suficiente sentido y coraje en el lugar en el que me has puesto en este mundo cambiante” (Keit Miller).