Oración Intercesora
la necesidad de orar siempre y no desmayar.(Lucas 18:1s)
No puedes interceder mediante la oración si no crees en la realidad de la redención. Si lo haces, lo único que conseguirás es convertir la intercesión en una simpatía inútil hacia los demás, lo cual servirá sólo para aumentar su autocomplacencia y mantenerles alejados de Dios.
La verdadera intercesión involucra llevar delante de Dios a la persona o circunstancia que parece actuar contra ti y sustituir tu actitud hacia ella por Su actitud. La intercesión significa «[completar]… lo que falta de las aflicciones de Cristo» (Colosenses 1:24), y es por eso precisamente que hay tan pocos intercesores.
Así es como muchos describen la intercesión: «Es ponerte a ti mismo en el lugar de otro.» ¡Falso! La intercesión es ponerte tú en lugar de Dios; es adoptar Su mente y Su perspectiva.
Como intercesor, guárdate de buscar demasiada información de parte de Dios acerca de la situación por la que oras, porque podrías llegar a quedar abrumado. Si sabes demasiado, más de lo que Dios ha dispuesto que tú conozcas, no podrás orar; las circunstancias de la gente se vuelven tan abrumadoras que te impiden captar la verdad subyacente.
Hemos de mantener un contacto tan estrecho con Dios que podamos tener Su mente en todo, pero desgraciadamente eludimos esta responsabilidad poniendo la acción en lugar de la intercesión. Y la intercesión es lo único que no tiene acciones adversas, porque mantiene abierta completamente nuestra relación con Dios.
Lo que hemos de evitar en la intercesión es orar por alguien sólo por «cumplir». Hemos de orar por la tal persona para ponerla en contacto total con la vida misma de Dios. ¡Piensa en el número de personas que Dios ha cruzado en nuestro camino, sólo para ver cómo las dejábamos de lado! Cuando oramos sobre la base de la redención, Dios crea algo que no puede producirse en ninguna otra forma sino mediante la oración intercesora.